El Nearshoring se ha vuelto el término de moda y uno de los más recurrente en los últimos meses en las pláticas en materia de comercio exterior, logística, aduanas y hasta en temas económicos y políticos.

¿Pero qué es? Es la estrategia que tienen las empresas en trasladar procesos, servicios y funciones de una zona de la cual habitualmente producen, a una más cercana a su mercado meta. Pero este tipo de estrategias no es nuevo y menos en México.

Recordemos un poco de sus inicios. Al principio las empresas que fabricaban los productos más vendidos en el mundo, de diferentes sectores (electrodomésticos, ropa, accesorios de vestir, bolsos, etc.) con el afán de buscar abaratar la mano de obra y los costos de materias primas cuyos principales proveedores estaban en oriente, pusieron sus ojos en países asiáticos, especialmente China y desde ahí montaron fábricas que al final tendrían un gran impacto en el ahorro de sus procesos.

La primera meta se había logrado: reducir el costo de producción. Pero más pronto que tarde se dieron cuenta que se iban a enfrentar a otro gran costo que no habían visualizado y que fue generado precisamente por el gran volumen de producción que hacían: la logística.

Si bien es cierto que se tenía una reducción de costos, el eslabón para hacer llegar dichos productos a sus mercados metas, se enfrentaba a varias situaciones complejas: ¿Cómo transportar de la fábrica al mercado meta? ¿Existían los suficientes contenedores para transportarlos? El tiempo desde que salía de la fábrica a que llegara al mercado meta, en ocasiones era de más de 45 días, algunas veces hasta 80 días, situación que rompía con estrategias como el just in time o justo a tiempo, que el mercado meta demandaba.

Por lo que, por más de 20 años se crearon, posicionaron y detonaron muchas fábricas en oriente. Sin embargo, era inevitable su mudanza a zonas más cercanas que brindaran más ventajas.

Es ahí donde se buscan zonas estratégicas que pudieran albergar las fábricas o maquilas que produjeran esos productos, pero más cerca de su mercado meta.

Y es ahí donde, por inercia y gracias a nuestra privilegiada situación geográfica, México se convirtió en ese socio comercial para diferentes empresas en el mundo que tenía las principales ventajas para acercar los productos a
los mercados meta: cercanía a EE. UU., Canadá y Sudamérica, zonas horarias muy parecidas para dar pronta respuesta, mano de obra calificada y con sueldos adecuados para sus pretensiones, lenguaje común en la zona, y sobre todo, una logística pronta para disminuir sustancialmente el tiempo desde su producción a su entrega.

Es por esto, el tiempo y las circunstancias, que nos ponen como uno de los países más atractivos en poder ofrecer estas condiciones y que las empresas del mundo vean a México como la zona privilegiada para la fabricación y entrega de sus productos.

Ahora bien, la pregunta es: ¿Estamos preparados para este reto? Ese será tema para una nueva colaboración.

¡Nos leemos en la próxima entrega y recuerden: hagamos todo y cada cosa con toda la garra!
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