«Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un paso»

C. C. Cortez

Durante los meses anteriores la cabeza ha dado vueltas para definir el rumbo, las acciones, los proyectos, que este año tu empresa va a tomar. Hasta habrá tiempo en este mes o en el siguiente de presentar a todos las estrategias que se han definido para seguir creciendo. Este es solo el primer paso de varios, ¿cuántos pasos? Solo falta uno, la acción. Que se lleven a cabo las tareas programadas.

Quienes llevan a cabo todas las acciones que se programaron en esa plantación estratégica, son las personas. Si bien ya definimos «qué», «cómo», «cuándo» y «quién» no olvidemos en cómo esos «quiénes» van a llegar a llegar de manera satisfactoria a cumplir con todo eso que les pedimos hacer.

Para este paso último de… en sus marcas, listos, ¡fuera! Las llamadas competencias blandas (que no son otra cosa más que todas las competencias de desarrollo humano)  deben estar observadas, medidas, detectadas (las que hagan falta desarrollar) y dar la certeza a nuestros colaboradores de que dentro de todo lo que hemos planeado está considerado el factor humano.

La mezcla qué hay que buscar en las competencias blandas, como en una buena receta de cocina o en un buen cóctel, es tener personas con liderazgo confiable de transformación. Los ingredientes de esta mezcla son: liderazgo, valores, comunicación, visión a largo plazo, inteligencia emocional, resiliencia y la sal y pimienta de un buen líder hacia arriba y un buen equipo de recursos humanos.

Ya con esto listo, ahora sí, nos movemos a la acción. A final de cuentas son las personas quienes operan los equipos, maquinaria, llevan a cabo las reuniones, toman las decisiones, están al frente del mostrador, manejando al almacén. La base de las empresas son las personas.

Ya con la meta definida, ¿tu equipo de corredores está debidamente preparado?

Hasta luego.