POR L.D. Guillermo de J. Navarrete Zamora FOTOS Rolando Mejía

L.D. GUILLERMO DE J. NAVARRETE ZAMORA

• Magistrado del Tribunal Electoral del Estado de Colima

Aún cuando la democracia en México es perfectible, me parece que hoy por hoy los ciudadanos tienen el poder de elegir de manera libre y secreta a sus gobernantes, ello con la certeza de que su sufragio se encuentra blindado y protegido, tanto por la ley, como por las instituciones electorales del país.

Sin embargo, el tránsito hacia la democracia con la que hoy se cuenta en el país no fue fácil ni rápido; lo anterior fue producto de un gran entramado constitucional y legal que fue construyéndose gradualmente, ello producto de reformas que fueron paulatinamente lográndose a consecuencia del fuerte activismo social y la intervención de diversos partidos políticos, estableciéndose así reglas y mecanismos legales, así como, creando instituciones electorales sólidas y autónomas pro- ducto de esas reformas

La democracia en nuestro país es relativamente joven, dado que, desde mi perspectiva particular su brazo articulador emerge con la reforma constitucional en materia electoral del año 1996, lo anterior, con el nacimiento de órganos electorales administrativos ciudadanizados y autónomos encargados de organizar las elecciones y, con la creación de tribunales electorales autónomos dotados de la atribución constitucional y legal de revisar en forma estricta las elecciones, dejando muy atrás la llamada autocalificación que existió hacia la mitad del siglo pasado y que, consistía en que los propios diputados electos resolvían sobre la validez de la elección de los miembros de su propia legislatura.

No obstante que citada la reforma constitucional de 1996 significó un parteaguas en el sistema electoral mexicano, permitiendo en el año 2000 la sucesión presidencial con Vicente Fox; existían aún aspectos dignos de revisarse dado que, las elecciones distaban mucho de ser del todo justas y equitativas, lo que llevó a los legisladores federales y locales a analizar diversos aspectos que derivaron en otras reformas constitucionales y legales que fueron surgiendo paulatinamente.

Algo que ha sido de vital trascendencia para el avance de la justicia electoral de México sin duda lo fue la reforma constitucional en materia de derechos humanos publicada el 10 de junio del año 2011, misma que, sentó bases importantes, ello dado que los derechos político-electorales de votar, ser votado, entre otros son considerados un derecho humano, lo anterior permitió entre otras cosas, transitar en el año 2012 hacia otra nueva reforma que abrió la posibilidad al ciudadano de ser votado bajo la figura de las candidaturas independientes, sin necesidad de ser postulado por los partidos políticos quienes tenían en ese aspecto el monopolio hasta ese momento.

Otro aspecto que vino a potenciar el ejercicio de los derechos político-electorales fue el derivado de la reforma constitucional electoral aprobada en el año 2014, consistente en la obligación impuesta a los partidos políticos de postular candidaturas en forma paritaria, es decir, respetando el 50% para cada género, lo que ha permitido mediante esa igualdad sustantiva de manera directa el empoderamiento de la mujer, dando como resultado que tanto en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, como en la mayoría de los estados, entre ellos Colima se cuente con un congreso paritario.

De igual forma la referida reforma de 2014 estableció nuevas reglas que a la postre permitirían contar con procesos electorales más justos y equitativos. Por ejemplo, esta reforma estableció la nulidad de una elección cuando se acredite que se excedieron por parte de los partidos políticos o los candidatos los topes de gastos de campaña en un 5% o más del monto autorizado, cuando se compren o adquieran tiempos en radio y televisión con fines electorales en forma directa, es decir, sin que sea por medio del Instituto Nacional Electoral INE, o bien, se reciban o utilicen recursos de procedencia ilícita en las campañas electorales.

En lo personal soy un convencido de que la democracia de un país es de gran trascendencia dado que, representa la herramienta más poderosa de los ciudadanos al contar con la potestad de hacerse representar por la opción política que posea el proyecto de gobierno más compatible con sus necesidades y requerimientos, pero, contar también con la potestad de sancionar a ésta en elecciones futuras de no haber llenado sus expectativas o cumplido sus promesas de campaña.

Lo anterior motiva a los diversos acto- res políticos a preocuparse por ser eficientes y competitivos una vez que detentan el poder. Creo que “en donde no hay competencia hay incompetencia”, por ello, es que, hoy en día los gobernantes de cualquier orden de gobierno deben realmente esforzarse para vencer los retos que se presentan en la compleja labor de gobernar y estar así a la altura de la exigencia ciudadana cada vez mayor.

Todo el entramado constitucional, legal e institucional actual, constituye el nuevo sistema electoral nacional que, mediante la intervención de los ciudadanos, los partidos políticos, los órganos electorales administrativos y jurisdiccionales en los procesos electorales, hacen posible la transmisión pacífica del poder público, ello mediante elecciones libres y transparentes, en la que se debe privilegiar el respeto a la voluntad popular y garantizar el ejercicio pleno de los derechos político-electorales del ciudadano en sus diferentes vertientes. Todo ello coadyuva de manera directa a la gobernabilidad y la paz social, valores insustituibles en una democracia sana.