Los desafíos en la industria del turismo europeo
El verano del 2020 es sin duda el primer gran reto para el turismo, uno de los sectores que más contribuye al PIB (Producto Interno Bruto) de muchos de los países del mundo. La contingencia ocasionada por la pandemia del Coronavirus ha puesto de cabeza al mundo y nos ha obligado a modificar nuestra manera de vivir y convivir. El descanso y el disfrute de un período vacacional de hasta más de 20 días al año es para los alemanes uno de los derechos a los que difícilmente pueden renunciar.
Según estudios recientes, arrojan que los alemanes ahorran por mes (per cápita) entre 50 a 200 euros para ejercer en sus vacaciones. Por lo que se prevé que una familia invierta aproximadamente. 4,250 EUROS al año en sus vacaciones. Repartidos en varios periodos en las distintas estaciones del año, los alemanes además de viajar en su propio país, optan también por destinos extranjeros donde se combina el turismo cultural, de naturaleza, de playa, de descanso y esparcimiento dejando una derrama económica considerable en los destinos que visitan.
Después de tres meses de confinamiento por la pandemia del Coronavirus, las medidas de seguridad y de higiene permanecen (uso de tapabocas en sitios cerrados, respetar una distancia de 1,50 metros, entre otras) y las restricciones de movimiento se han ido relajando, se abren las fronteras y en pleno verano la posibilidad de vacacionar se vuelve a hacer posible.
Este verano nosotros hemos elegido viajar al estado federado de Sajonia (Sachsen) hacia la región de Alta Lusacia (Oberlausitz). Nos instalamos en “Görlitz”, la ciudad más oriental de Alemania, ubicada en la orilla occidental del Río Neiße. Una ciudad que al redefinirse las fronteras cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, el lado oriental de la misma pasó a pertenecer a Polonia, denominada “Zgorzelec”. Esta ciudad centroeuropea que une por un puente dos ciudades, dos países, dos idiomas, dos culturas, dos monedas. Es una de las más bonitas de Alemania (con una antigüedad de casi 10 siglos) y lleva a cuestas una rica historia.
En la ciudad se pueden apreciar unas 4,000 magníficas edificaciones de todas las épocas arquitectónicas que han sido cuidadosamente restauradas y declaradas monumentos del patrimonio cultural de la entidad.Caminar por sus calles, plazas, parques y jardines es poder descubrir rincones y detalles que cada edificio ofrece a los sentidos, es como descubrir escenas de la historia, brincar entre las diversas épocas. Desde el barroco, al virreinato, del clásico al gótico, pasajes del arte Novo . Sin dejar de lado el modernismo.
Los grandes y medianos hoteles, anuncian en sus puertas las medidas restrictivas para sus huéspedes. Cuidando el número de personas de ingreso al interior. Pequeños hoteles, casas de huéspedes y pensiones muchas cerradas con anuncios de traspaso o liquidación.
Establecimientos de tradición y trayectoria en la historia de la ciudad han cerrado sus puertas interrumpiendo décadas de trabajo y tradición de familias del lugar.
Este panorama llena de desafíos a la industria del turismo y sin duda también es una nueva forma de vacacionar en “nuestra nueva realidad” donde el descanso y el esparcimiento tendrán siempre que ir acompañado del razonamiento y precaución.
Facebook Alejandra Balleza Sachse
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