POR COLEGIO ARBORE

“El niño observa, elige libremente y toma decisiones que le permiten evolucionar su crecimiento”.

Trabajo personal se le llama al momento en el que los alumnos interactúan con distintos materiales para así construir su propio conocimiento. La variedad de los materiales es extensa y cada uno contiene ciertos objetivos que el alumno está llamado a alcanzar.

“Es el momento en el que puedes observar de manera individual a cada uno de los niños, notas sus fortalezas y sus áreas de oportunidad”.

Cada uno de los niños elige por sí mismo alguno de los materiales de acuerdo a su nivel de madurez e intereses manipulando, experimentando, expresando, descubriendo, aprendiendo y construyendo así su propio proceso de aprendizaje. Una vez que ha culminado una actividad continúa con otra, formando así un hábito de trabajo y brindándole una actividad con causa, un movimiento con un fin.

“El niño observa, trabaja y aprende del ensayo-error buscando sus propias soluciones. Es decir, se “autoconstruye “ y todo esto mediante la interacción con distintos materiales en un medio ambiente preparado, favoreciendo la concentración, responsabilidad, autonomía y autodisciplina”.

Cuando se termina la sesión de trabajo personal, el niño además de haber logrado avances claros en determinados procesos, se encuentra satisfecho consigo mismo, porque es él quien lo ha conseguido, es él quien lo ha labrado, no un tercero quien le ha brindado la información. Reconoce, busca, agradece y comparte la ayuda que se le da, sin embargo, el autor de su proceso es él mismo. Y conforme avanza poco a poco se va responsabilizando de su actuar y de su propia educación.

“Es el momento más importante en nuestro método de enseñanza ya que es cuando el niño se conecta con sí mismo, con su espíritu, con su corazón y con sus necesidades. Y de ahí parte para tomar la responsabilidad de elegir qué necesita trabajar para poder cubrir dicha necesidad”.

Como persona, cada uno de nosotros es diferente, con gustos, actitudes, aptitudes, experiencias, y fortalezas particulares, es por eso que respetamos el ritmo de trabajo de cada uno de nuestros niños y niñas, como principio fundamental sabemos que nuestras diferencias nos enriquecen y enriquecen al grupo en el que nos encontramos. Por lo tanto, siempre buscamos y buscaremos el respeto a cada uno, a su modo de aprendizaje y a su ritmo de trabajo.

“Los niños son quienes eligen sus materiales. No necesitan la presencia constante del adulto para lograr trabajar. Ellos captan lo que se necesita, lo que la actividad les requiere y logran hacerlo por sí mismos. Se ayudan entre ellos de forma natural y cuando trabajan en parejas”.

Durante “trabajo personal”, las maestras nos volvemos testigos, acompañantes y guías de cada proceso, del cual, los niños son los principales protagonistas, creando así, aprendizajes significativos.

“Este tiempo es único y especial para el alumno, es el momento en donde ellos construyen su propio conocimiento”.

“Es un espacio adaptado con materiales que favorecen al aprendizaje de acuerdo a su edad, dicho material está disponible a la altura de ellos, para que sean ellos quienes decidan qué es lo que quieren trabajar”.

Además del avance académico-cognitivo que se da durante estas sesiones, existe un constante enriquecimiento en todas las áreas de la persona, principalmente en el área social. Los niños y niñas, se encuentran en una pequeña sociedad en la que cada uno tiene una función, cada uno está cumpliendo alguna tarea y su acción en esta sociedad es fundamental. En este actuar, socializan directa e in- directamente con sus pares. Colaboran, ayudan a los más pequeños, aprenden de los más grandes, cultivan su paciencia, se sensibilizan a los demás. De esta manera, las diferencias entre ellos dejan de ser motivos de competencia para ser fuentes de ayuda y enriquecimiento.

Este artículo fue construído con las aportaciones basadas en las experiencias del día a día de las maestras de Colegio Arbore.