L os que me conocen saben que desde hace diecinueve años soy mamá de un chavo con capacidades especiales. Después de pasar el impacto que te provoca como padre la noticia, el segundo gran derrumbe para mí fue darme cuenta lo poco preparados que es- tamos como sociedad para lidiar con las personas catalogadas como “diferentes”.

Súbitamente me dejaron de invitar a las fiestas infantiles, y en un evento al que fui con mi hijo, otro niño se acercó a nosotros para alejar a su hermanito porque su mamá le dijo que Ricardo, tenía “algo raro”.

Así como en su momento existió un “Manual de Carreño de las buenas maneras”, ¿será acaso el momento de que al menos exista un decálogo de educación que se enseñe en todas las familias? Mientras esto sucede, tomaremos algunas consideraciones para las reglas de etiqueta en estos casos.

  • Ante todo, no hay razón para sentirse incómodo ante los que son diferentes. No dé por sentado que la persona necesita ayuda, si usted no sabe qué hacer o qué decir con naturalidad pregúntele.
  • Para muchas personas que usan bastón, silla de ruedas o algún tipo de prótesis, estos son parte de su espacio vital, procure respetar esta distancia como lo haría con cualquier otra parte de su cuerpo.
  • Si la persona con capacidades especiales tiene alguna dificultad para expresarse, o algún retraso cognitivo-intelectual, inclúyalo en su conversación y no únicamente a sus acompañantes. Puede ser que al hablar o razonar requiera más tiempo, escuche sin perderla paciencia.

• Procure no dar nada por sentado y trate de no excluirlos de actividades por hacer. Ellos saben perfectamente hasta dónde pueden participar.

• Responda con gentileza sus solicitudes. Por ejemplo, si le hacen ver que en su local comercial es necesaria una rampa para que puedan ingresar con facilidad, tómelo en cuenta sin molestarse. Seguramente volverán.

• Se dice Síndrome de Down, no “mongolito”. Se dice “tiene un retraso intelectual”, no “está tontito”. Se dice personas con capacidades diferentes, no “inválido”. Se dice persona con discapacidad, no “discapacitado”. Se dice persona con impedimentos auditivos, o visuales y no “sorda” o “ciega”. Evite usar el término “lisiado”. Mi madre tuvo que usar bastón algunos meses después de una operación y en una ocasión que llegábamos a una tienda, la encargada de piso en el ánimo de ser amable les pidió a unas personas que se movieran diciendo: “¡Abran paso a la inválida!”. La educación tiene mucho que ver con el tacto, aún cuando la condición de la persona sea temporal, tratémoslos con consideración. Si la persona tiene alguna otra condición que no sepa cómo nombrar, solo pregunte.

• Si usted tiene hijos pequeños, no hable despectivamente de una persona con discapacidad y trátelos con respeto, recuerde que muchas escuelas son inclusivas y sus hijos repetirán la agresión. Nuestros hijos aprenden mucho más de lo que ven en nosotros, no de lo que les enseñamos con palabras.

• Si alguna persona en su familia tiene una condición especial, deles el lugar que les corresponde a la mesa y en los eventos especiales. Enseñe a los otros integrantes a hacerlo de la misma forma. Piense que, si alguna vez usted está en una situación similar, lo tratarán de la misma forma.

• Y, por último, utilice la regla de oro: trate a los demás de la misma forma que le gustaría ser tratado si estuviera en las mismas circunstancias.

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