POR Aarón Andrade Ramírez
Emprendedor de las letras, maestro de profesión y escritor de oficio

“Mi filosofía de vida es perseguir los sueños, lo que una vez te cautivó tienes que hacerlo en el momento…”

Dedicado a la preservación de la historia de Colima, buscador de las leyendas que deambulan entre los edificios y las casas viejas, de la tradición oral de nuestra gente, Osvaldo Mendoza es un maestro egresado de la licenciatura en educación secundaria por el ISENCO, y un escritor de oficio que le apuesta su vida a las letras.

COMO NACE UN ESCRITOR

Es un emprendedor de Colima, un amante de la historia, una persona que quiere preservar un legado que había quedado en el olvido. Su relación con la pluma y las letras comentó Osvaldo, inició como a los 10 años. “Desde pequeño era muy dado a contar mis historias de manera oral, hasta que la maestra Patricia Rentería, en la escuela Miguel Gómez Sandoval de Tecomán, me incitó a escribir lo que pensaba e inventaba, me dijo que de esa forma nacían los cuentos que leemos en los libros, y ahí fue, recuerdo bien, donde me cambió la visión y el panorama”.

Desde entonces comenzó a escribir de todo, pero dice, sin el cuidado de la ortografía y la gramática que con el tiempo ha ido perfeccionando; su evolución como escritor llegó a raíz de las redes sociales, específicamente en Facebook donde hasta la fecha comparte sus textos y fotografías con una gran cantidad de seguidores.

TESOROS, CRISTEROS, FANTASMAS Y LEYENDAS DE COLIMA
Este nombre pertenece a una saga titulada “Los libros negros” que consta de 4 diferentes ejemplares que representan a los 4 elementos: tierra, fuego, agua y aire, ilustrado por Gabriela Anahí Macías Moreno con máscaras conocidas de la comunidad de Suchitlán, la obra incluye temas como homicidios, guerras, brujería, epidemias, asesinos seriales, entre otros cuentos. Un libro que en poco tiempo, según las librerías locales, se ha convertido en el más vendido de Colima.

EMPRESARIO DE LA LECTURA

Osvaldo Mendoza es un joven impulsivo, perseverante y muy disciplinado en su vocación, todos los días se despierta a las 2:30 de la mañana, se prepara un café negro bien cargado y escribe por lo menos una hora, se acompaña con el silbido del viento en la madrugada, en su habitación describe un escritorio de madera iluminado con veladoras, un montón de telebrejos y en las paredes dice que cuelgan armas antiguas de las que imagina sus historias.

“Los libros también son un negocio, ser escritor es un negocio, de otra manera no habría escritores, los buenos contenidos siempre venden, el escritor es un artista en busca de nuevos lectores, con estos libros he logrado generar un público que me ayuda a financiar otros proyectos, como documentales y diversas investigaciones personales, pero el propósito principal es una novela negra que está en proceso y con la que quiero llegar al ámbito nacional, además, de los libros también sale para comer y para divertirse”.

“Mi filosofía de vida es perseguir los sueños, lo que una vez te cautivó tienes que hacerlo en el momento, porque yo que estudio la historia me doy cuenta que los años se pasan rápido, y hay gente que vive buscando la felicidad en las cosas materiales y lo sorprende la muerte. Hagamos las cosas antes de que nadie más lo haga y antes de que la vida se te vaya”.