Un abordaje integral para una pandemia creciente.

La obesidad se ha convertido en una verdadera pandemia en nuestro país y en todo el mundo, un problema de salud pública que requiere una atención integral. Por ello en el marco del 11 de octubre en que se celebra el Día Latinoamericano contra la Obesidad, hablaremos de la relación que existe con este problema y las enfermedades cardiovasculares, destacando la importancia de un enfoque completo y cuidadoso para abordar este desafío creciente.

LA BASE DE UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE
Uno de los pilares fundamentales para combatir la obesidad es la elección de alimentos balanceados y la comprensión de las necesidades calóricas diarias de acuerdo con la edad, el sexo y el nivel de actividad física. Esto implica no solo reducir la ingesta de calorías vacías y alimentos procesados, sino también incorporar una variedad de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y fibra en la dieta.

DESCARTAR ENFERMEDADES SUBYACENTES
Además de la alimentación, es crucial descartar enfermedades secundarias que puedan contribuir a la obesidad. Condiciones como el hipotiroidismo, la diabetes y las enfermedades endocrinas pueden tener un impacto significativo en el peso corporal. Por lo tanto, es esencial realizar una evaluación médica exhaustiva para identificar y tratar cualquier enfermedad subyacente que pueda estar contribuyendo a la obesidad.

OPCIONES DE TRATAMIENTO AVANZADAS
En la actualidad, existen medidas efectivas para abordar la obesidad, incluidas las cirugías bariátricas. Sin embargo, es fundamental evaluar cada caso de manera integral. Las cirugías bariátricas pueden ser una opción valiosa para algunas personas con obesidad extrema, pero no son la solución adecuada para todos. La evaluación cuidadosa de los riesgos y beneficios, así como el seguimiento médico continuo, son esenciales en estos casos.

EL ROL DE LA CARDIOLOGÍA
La relación entre la obesidad y las enfermedades cardiovasculares es innegable. La obesidad puede desencadenar una serie de efectos adversos en el sistema cardiovascular, aumentando el riesgo de desarrollar condiciones como la cardiomegalia, la disfunción diastólica y la cardiopatía isquémica.

Cardiomegalia. La obesidad puede llevar al agrandamiento del corazón, una condición conocida como cardiomegalia. Esto pone una carga adicional en el corazón y puede llevar a problemas de bombeo ineficiente y disfunción cardíaca.

Disfunción diastólica. La capacidad del corazón para llenarse de sangre adecuadamente durante la relajación, conocida como función diastólica, puede verse comprometida en personas con obesidad. Esto puede conducir a una disfunción diastólica, que es un factor de riesgo para la insuficiencia cardíaca.

Cardiopatía isquémica. La obesidad aumenta el riesgo de acumulación de placa en las arterias, lo que puede llevar a la cardiopatía isquémica, una condición en la que el flujo sanguíneo al corazón se ve comprometido, aumentando el riesgo de un ataque cardíaco. Aviso de publicidad: 2306012002A00120

UN COMPROMISO COLECTIVO
La obesidad y sus efectos en la salud cardíaca son un problema que afecta a toda la sociedad. Para abordar este desafío, es fundamental que todos cambiemos nuestra cultura entorno a la alimentación y el estilo de vida. Esto incluye fomentar la educación sobre la importancia de una alimentación equilibrada, la promoción de la actividad física y el acceso a atención médica adecuada.

 

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