La música que escuchamos es un espejo de lo que somos. Tú eliges qué es lo que quieres reflejar.

 

Hace unos días escuché la nueva canción de Dani Flow y me pregunté: ¿Qué está sucediendo con las nuevas generaciones? ¿Qué nos motiva a consumir este tipo de música? Estamos viviendo una época de consumismo en muchos aspectos. Un ejemplo de esto es el “fast fashion”, que consiste en ropa de dudosa calidad que se destiñe o se rompe en la primera semana de uso. En la música, ocurre algo similar. Las canciones se escuchan durante períodos breves y antes de que termine la semana, ya aparece otro éxito nuevo que ocupa las redes sociales, todas las historias y los TikToks de tus amigos. Son canciones con una calidad musical muy baja, todas con la misma base rítmica y letras que suelen ser ofensivas y con un vocabulario pobre. Las melodías también son indistinguibles y la exigencia vocal llega a ser nula, incluyendo la articulación de cada palabra al momento de cantar, lo que no permite entender lo que el artista está pronunciando. Cada canción se vuelve más parecida a la anterior, con letras que hablan de artículos de marca que cuestan millones de dólares y la cantidad de armas que se poseen, elogiando el consumo excesivo de drogas y la falta de empatía hacia los demás, viéndolos como simples objetos de satisfacción. Sin embargo, el arte es un reflejo de la sociedad. Está claro que no estamos en la década de los grandes cantantes y las impresionantes producciones musicales, como lo fue en su momento con Freddie Mercury, Michael Jackson, The Beatles, entre otros.

No todo está perdido en el género urbano. Hay artistas que han creado obras que valdría la pena escuchar, como Rosalía, Billie Eilish, Nathy Peluso, etc. Más que una crítica, quiero que esto sea una invitación a escuchar música que tal vez nunca hayas escuchado antes, letras que sin duda te cautivarán y tocarán tus sentidos y tus vivencias. 

Vale la pena revivir un poco la música de los artistas de los 2000 y décadas anteriores para recordar el trabajo musical hecho con calidad y respeto hacia su público. El arte es la única forma en que el ser humano ha podido trascender, dejando mensajes importantes para la posteridad. La música tiene una función social importante, siendo una crítica social y política perfecta de lo que vivimos, así como una manifestación psicológica colectiva. Durante décadas, se ha analizado a la sociedad según la música que ha surgido, acompañando crisis y siendo, en muchas ocasiones, himnos de luchas sociales, como la música de protesta, con letras que reflejaban una lucha y la búsqueda de libertad, así como la belleza de los sentimientos, la impotencia ante una pérdida y el amor propio.

Quiero invitarte, querido lector, desde este pequeño rincón de arte y búsqueda de lo sublime, a que hagamos nuestro el compartir el arte de calidad con nuestros amigos y seres queridos, ya que nosotros somos los responsables de que el buen arte siga creciendo y permanezca a lo largo de distintas generaciones. La música que escuchamos es un espejo de lo que somos. Tú eliges qué es lo que quieres reflejar.

 

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  • Por: Claudia Jiménez 
  • Licenciada en música concertista solista en instrumento orquestal y docente.
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