Londres, Santander y París lo hicieron vislumbrar su propuesta personal de vida, una familia y consagración a la pintura
POR Blanca Neri Herrera FOTOS Rolando Mejía

La inquietud por la pintura en Javier Fernández empezó a temprana edad, “mi papá construyó una casa a las orillas de Colima y encargó al artista local Gabriel Portillo hacer un mural, yo me pasaba las horas observándolo. Pudo haber despertado más el interés, ya que desde los siete años me gustaba dibujar”, relata Javier Fernández, artista plástico colimense.

“En mi juventud vivíamos encerrados todavía en Colima y no había la inquietud social de las artes plásticas para tener una profesión como tal, es por eso que estudié arquitectura como algo más afín”.

Como arquitecto trabajó en Monterrey y en una ocasión cuando visitó Colima, un amigo le presentó al Maestro Jorge Chávez Carrillo a quien le solicitó le permitiera estar en sus clases como oyente o brindar una asesoría en relación de sus primeras obras. “Fue entonces que empecé más firme en las artes plásticas”.

Para entonces ya estaba la incipiente Escuela de Artes en el edi cio del Instituto Universitario de Bellas Artes, (IUBA) y ahí se reunía con Gabriel Portillo y Jorge Chávez, “aunque mi afinidad siempre fue con Don Jorge Chávez”.

Su disciplina le permitió desarrollar diversas actividades de manera complementaria entre otras: la arquitectura, la pintura y estudiar una Maestría en Negocios, “pero me di cuenta que no estaba al cien con ninguna; decidí entonces cortar con la empresa y me dediqué de tiempo completo a la pintura. Para poder ampliar el mundo y la perspectiva me fui a vivir a Inglaterra con la idea de a fianzar mi inglés y liberarme de la atadura social y cultural de México”.

Fueron tres años que vivió en el extranjero, viajó por toda Europa y en Inglaterra comenzó a pintar, en París conoció a su esposa Sahara. Luego estuvo en Santander, España, posteriormente llegó a radicar en París en donde realizó su primera exposición en el año de 1985, “era un trabajo que por andar un poco ambulante y ligero, realicé una obra en papel, unas acuarelas figurativas con una referencia a Carlos Castaneda, una serie de grupos y personajes de sus libros. Ahí comienza la carrera artística”.

VOLVER A CASA

En 1986 decide regresar a Colima junto con Sarah y dos hijos varones. “Colima era muy diferente de cuando me fui y hace más de tres décadas la ciudad ha cambiado bastante. Mi esposa Sarah es francesa y se dedica a hacer pintura paisajista, cuenta con obras que son un ejemplo notable de la testificación del ambiente, del paisaje, de la transformación de Colima; tanto de la ora, la fauna, como de la ciudad”.

La comercialización de las obras de Javier Fernández son a través de terceros, “tengo los contactos en diversas galerías tanto en CDMX, como en Guadalajara, Puerto Vallarta y Monterrey”. El vínculo con el viejo continente continúa y dice: “Nunca quité el pie de Europa. Tenía un pie en París, en Londres y tenía mi base de coleccionistas y periódicamente realizaba exposiciones aquí o allá”.

“Anteriormente deambule entre un figurativo grotesco y una pintura abstracta; en algún momento se me propuso trabajar más sobre cuestión figurativa y comencé a hacer un poco de escuela hasta 1995 que decidí dejar lo figurativo y mis cortes abstractos ya estaban metidos en mis telas con una organización figurativa. Empecé a quitar la figura hasta eliminarla, para hacer mi pintura más en el orden abstracto con una composición menos dependiente de la figura”.

La producción de obras pictóricas y la exhibición de su trabajo en varias partes del mundo ha posicionado a Javier Fernández como referente en las artes plásticas, que se autodefine como: “un artista marginal, quiere decir, que no estoy dentro de alguna corriente o alguna escuela, sino más bien soy apegado a ideas y corrientes europeas, mi propuesta tiene más o menos aceptación, pero la integridad en mi proceso es lo que hace valer en mi pintura”.

Dentro de su trayectoria académica Ja- vier Fernández estudió una MBA en el IPADE, en México, “eso me dio un entrenamiento empresarial, disciplina, uso del tiempo y una idea más concreta de las relaciones de los sistemas de producción, así que las estrategias de comercialización son desde una visión empresarial”.

Asegura que un artista nunca piensa en el retiro, “uno anda de arriba para abajo, de Estados Unidos, a Francia, Inglaterra, España, no tienes estabilidad, porque estamos tan concentrados en la producción de la obra que descuidas ciertas cosas, y lo que siempre he dicho es que los artistas no tenemos retiro, estamos siempre creando”.

ESCULTURAS DE MADERA

Javier Fernández siempre ha trabajado colateralmente su pintura con objetos, “el objeto ha significado para mí una especie de descanso, rompimiento en la pintura, primero inicié con el reciclado de elementos, de cualquier cosa, hasta proyectos de pintura tridimensional con objetos adheridos”.

A raíz de utilizar reciclado de maderas preciosas que anteriormente se utilizaron en el sistema constructivo explica que: “son maderas antiguas que aparentemente son basura, pero las rehabilito para crear hermosas piezas de madera”.

ARTURO VERDUZCO

Javier Fernández recuerda que la relación con Arturo Verduzco, propietario de Galería Ego inició hace muchos años, “desde su empresa proporciona un servicio a la sociedad en general, obviamente su relación con los artistas se ha fortalecido porque pone realce a la obra artística. Arturo con su dedicación comenzó a ganarse la confianza y a tener importancia en este segmento, además de tener una enorme capacidad de trabajo, de servicio y empatía con sus clientes, que le creó un lugar en la región. La relación con los artistas siempre ha sido muy profesional. Desde entonces tenemos una relación intensa tanto de trabajo como de amistad y nos apoyamos mutuamente, se ha logrado una simbiosis muy productiva. Felicito a Arturo por sus logros y el crecimiento de su empresa”.

 


Lerdo de Tejada #488 Col. Periodistas / Tel. 312 138 3613
www.javier-fernandez.com /  donjavierfernandez@yahoo.fr