Por: Cristóbal Ruiz Gaytán Trujillo

¿Existe la película perfecta?

Es complicado definir qué hace buena a una película. Existen decenas de respuestas válidas, y seguramente ninguna complacería a todos los gustos. Es lógico, después de todo el cine se compone de elementos diversos, por lo que afirmar a unos como más importantes que otros, sería decapitar parte de la construcción filmográfica. Pero entonces, ¿Hay una película perfecta? ¿Una que podamos ver y describir como el estándar al que todos los cineastas deban aspirar? No como tal, pero sí podemos identificar rasgos similares.

 

El tema del “filme perfecto” ha permanecido entre las discusiones del medio por siempre, desde que George Melié creaba las primeras cintas genuinamente artísticas, o Eisenstein configuraba al cine moderno. No es un tema sencillo. Una película puede ser buena para cierto público y mala para otro; puede tener rasgos que la cataloguen como brillante (quizá una cinematografía excepcional, o un guion muy bien trabajado) y otros que la demeritan (personajes mal planteados o situaciones inverosímiles). Cada proyecto es un mundo. Por tanto, definir lo que hace a una cinta algo digno de estudio es más complejo que definir lo que hace malo a un largometraje. Pero incluso ahí, lo que podemos tomar como malo termina por dividirse en gustos. Por ejemplo, las películas de Rápido y Furioso son para muchos criterios cine basura, pero hacen miles de millones en taquilla con cada entrega; Bellas de noche es considerado como el filme más dañino en la historia del arte nacional, y conozco a personas que la vieron decenas de veces y al día de hoy la consideran buena.

Al final, como todo arte, se debe concluir que el cine hará experimentar sensaciones distintas con cada público. Aun así, no cualquier trabajo puede tomarse como perfecto. Regresando al ejemplo de Rápido y Furioso, en la sexta parte de la saga hay una escena que involucra a Toreto siendo disparado de su coche, atravesando un puente a cientos de metros sobre el mar, para atrapar a Lety, su pareja, con alta velocidad del vuelo, y aterrizando contra el parabrisas de otro coche al extremo contrario del puente sin ningún rasguño… no conozco a nadie, fan o no, que haya visto dicha escena y la considere “buena”. Pero sí hay películas que, por lo menos en mi experiencia, no tienen detractores. Mencionaré cuatro, que tomaría como filmes perfectos, y explicaré por qué: Volver al futuro / El día de la marmota / Avengers: Endgame / Matrix.

 

Cada uno de los títulos citados son proyectos radicalmente diferentes. Volver al futuro es una comedia/aventura; Día de la marmota una comedia romántica; Endgame es una épica de superhéroes y Matrix ciencia ficción filosófica. ¿Por qué las considero como perfectas? Porque individualmente los creadores de estas cintas se comprometieron con lo que su proyecto era. Es decir, viendo los filmes seremos casi incapaces de encontrar desvíos en la trama, personajes que no sumen a la historia, escenas extras que pudieron eliminarse, o momentos que no contribuyan al mensaje del guion. Son películas que de principio a fin se construyen bajo un concepto, y lo complementan tan bien que sumergen al espectador en ellas. No son para todo público; hay personas que pueden disgustar de Matrix o de Endgame, sí, pero complacen a millones y retan nuestro pensamiento. Las personas que ven Volver al futuro o Día de la marmota en automático se preguntan qué harían en esa situación, lo que habla de empatía total con la trama. Matrix es una historia compleja, que pese a sus enramados filosóficos atrajo muchos cinéfilos y sigue siendo relevante hoy, mientras que Endgame es una de las películas más vistas de todos los tiempos, y en general fue aceptada con buenas críticas, con mucha recaudación taquillera y con popularización en masa.


¿Quieres crear una película perfecta? La clave es compromiso. Pueden surgir decenas de ideas en el proceso creativo que no lleven a ningún lugar. Debes saber cortar lo que no sea necesario y priorizar lo que contribuya en la trama. Estos directores lo consiguieron, y de paso crearon obras maestras que pese a los años, se mantienen en el gusto popular. Vale la pena verlas de nuevo.

 

Sin más que agregar, soy Cristóbal Ruiz Gaytán, disfruten su función.

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