«Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor»

Albert Einstein

Definamos primero a qué enfermedad o enfermedades nos referimos. Independientemente de las circunstancias de salud, pensemos en nuestra situación personal. Vivimos un momento donde la ansiedad, angustia, miedo y hasta el posible deterioro de la salud mental son comunes entre todos nosotros; y estos son solo los primeros síntomas de la enfermedad.

Tanto en el trabajo como en el trato con alguien fuera del entorno laboral, estamos con un alto grado de sensibilidad con respecto a la convivencia social. Nos hemos polarizado en grupos diversos, como los que quieren o no quieren las vacunas, o creen y no creen en el virus; por mencionar a los más comunes, pero hay muchas más distinciones. Hemos sido capaces de dividirnos por decisiones o argumentos que no dependen de nosotros o que no están en nuestro entorno. Escoja usted alguna, siempre hay de dónde escoger: política, música, religión.

Estamos decididos a lograr lo que queremos a costa de los demás, porque nos da miedo perder el trabajo (o los clientes) o simplemente por creer que esa es la forma de sobrevivir, de ser el mejor o el más fuerte. Bajo esta racionalización de nuestro comportamiento, somos capaces de infringir las normas, romper las reglas, faltar a la integridad. Tomamos un camino inadecuado para demostrar que somos valiosos. Valoramos más cuando «el gandalla no batalla» o cuando «avanza el que tranza», que cuando alguien es congruente con sus valores. Son muchas las fuentes formales y oficiales que mencionan que, la siguiente crisis que enfrentaremos las empresas es la decadencia de valores. Habrá que tener especial atención en medidas de control, regulaciones, revisiones; esas famosas auditorías, porque se habla de un fenómeno global de falta de valores.

Si bien estamos muy sensibles en la convivencia social y vemos un alza en los incidentes que tienen que ver con valores, ­la primera medicina es ser conscientes y congruentes con nuestro comportamiento y nuestra escala de valores. Esta medicina es de bajo costo, requiere de algo de esfuerzo y de múltiples aplicaciones, porque se aplica cada que usted la necesite. ¿No hay una lista de valores especial para nuestra empresa? Comencemos por ahí. Hay herramientas a manera de sesiones de trabajo, para definirlos y alinearlos perfectamente con la misión y visión de la empresa. No nos llevaría más de dos horas hacer esto. Respeto, solidaridad, integridad, empatía, confianza; así podemos comenzar.

La dosis de valores es tantas veces al día como usted la requiera, pero se sugiere, siete días a la semana, todas las semanas del año, todos los años. Los resultados a corto, mediano y largo plazo son: satisfacción laboral y personal, y una vida más plena. Una persona experta en medicina podría avalar esto.

Fomentar entre nuestros colaboradores los valores, así como las acciones y decisiones que nosotros como líderes de una empresa tomamos con base en estos, sí es el camino adecuado para mostrar nuestro valor como persona, empresa y sociedad.

Hasta luego.

 

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