DR. HÉCTOR IVÁN SUÁREZ CÁZARES

El cáncer está reconocido como un importante problema de salud pública debido a la alta frecuencia de casos, a su impacto económico y a su trascendencia social. El paciente oncológico es similar a cualquier otro, pudiendo tener alteraciones fisiológicas sobre cualquier aparato o sistema del organismo, pero es importante considerar en el paciente con cáncer el tipo de neoplasia que lo afecta, su extensión y el régimen terapéutico empleado para controlar el tumor (cirugía, quimioterapia y/o radioterapia).

La posibilidad del tratamiento quirúrgico implica cirugía radical de gran duración y pérdida sanguínea importante. Esto someterá al especialista a duras pruebas de habilidad y conocimientos para poder elegir la técnica anestésica ideal para cada caso en particular; encontrando dificultades durante la inducción, intubación, mantenimiento, emersión y el control postoperatorio inmediato.

Considerable número de estudios han reportado que la técnica anestésica aplicada durante la cirugía oncológica puede ser un factor que afecte la recurrencia y metástasis del cáncer. Esto nos hace pensar en el efecto que la técnica anestésica o las drogas específicas utilizadas durante la anestesia alteren la respuesta inmune y la biología celular del cáncer.

El 90 % de las muertes relacionadas con el cáncer son debido a la progresión de la enfermedad, a las metástasis y no al tumor primario. Por ello, prevenir la inmunosupresión en el período perioperatorio toma particular importancia, ya que esto permitirá detener o por lo menos retrasar el crecimiento tumoral en este período de alto riesgo oncológico.

El paciente con cáncer que va a ser sometido a un procedimiento anestésico debe considerarse como un paciente de «alto riesgo»; tendremos que enfrentar como anestesiólogos a pacientes con tumores incipientes o con enfermedad oncológica avanzada.

Es así que los conocimientos deben ser amplios y la experiencia en el manejo de estos pacientes será importante para la buena evolución de la cirugía y la disminución de riesgos perioperatorios. Los procedimientos quirúrgicos radicales implican un reto sobre qué técnica anestésica utilizar; habrá que considerar si se utilizan opioides o no, cuándo y cuánto transfundir, el manejo de la vía aérea difícil, la interacción de medicamentos anestésicos y drogas de quimioterapia, así como la radioterapia pre o transoperatoria.

El anestesiólogo debe tener un conocimiento claro de los agentes antineoplásicos, sus alcances terapéuticos, la trascendencia de la interacción con las drogas anestésicas y sus efectos tóxicos. La técnica anestésica ideal para el manejo quirúrgico de estos pacientes deberá fundamentarse en el conocimiento estricto de las condiciones generales del paciente y la cirugía por realizar.