Carmiña Mejía
Experta en imagen y protocolo, conferencista y escritora
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Como todos sabemos, uno de los lugares más populares para ejercitarse que practican las personas de todas las edades, son los gimnasios. De la misma forma que en todas las demás circunstancias de nuestras vidas, es importante mantener ciertas normas ya que se mezclan las reglas de cortesía y buena educación con el civismo y el sentido común a la hora de utilizar áreas comunes.
Es bueno que no se nos olvide que la regla del saludo sigue vigente en nuestros días. Al llegar, saludar a las personas de la administración, a los de la limpieza y a las personas que se encuentran ejercitándose con un “buenos días” o “buenas tardes”, es suficiente. No es adecuado que saludes de beso o de mano, porque los que ya se ejercitan pueden sentirse incómodos.
La regla máxima en estas circunstancias es la higiene personal ya que con el ejercicio físico es normal que se genere sudor. Si asistimos aseados y con ropa limpia, el sudor y el olor natural, no tienen por qué incomodar a otras personas. No hay nada más desagradable que una persona que huele mal.
Otro punto importante es llevar ropa adecuada, limpia y todos los accesorios necesarios; bandas de cabellos, toalla, bote de agua, etc. En las mujeres lo adecuado es que no vayan maquilladas. El gimnasio no es el lugar para llevar las camisetas viejas o los tenis sucios. Piense en la rutina que va a seguir ese día en especial para evitar accidentes provocados por sus atuendos muchas veces no adecuados para ciertas posiciones.
Es importante al usar las máquinas, siempre poner una toalla protectora y dejar todo en orden. Además, todos sabemos que no hay nada menos común, que el sentido común. Nos damos cuenta de esto porque al usarlas, algunas personas hablan por celular, chatean o platican con el compañero de al lado sin importarles que otros esperan su turno. Las personas educadas, están al tanto de esto y rolan un mismo aparato con una o dos personas más.
En lo personal, me encantan las personas expresivas. Pero es bueno tener un poco de tacto al momento de hacer demostraciones vocales del esfuerzo que nos requiere levantar cierto peso. Los gritos y jadeos onomatopéyicos incomodan a muchos de nuestros compañeros.
En un lugar como estos se nota a kilómetros las personas educadas y respetuosas de los demás. El otro tipo de personas que abiertamente y sin disimulo ven a los que entrenan, intentan ligarlos, o hasta los graban con sus celulares, también se hacen notar y son por decir lo menos, muy desagradables.
Las regaderas, saunas y jacuzzis de estos sitios suelen ser el infierno de Dante para muchos. En los saunas, procure no pasearse desnudo, si a usted no le incomoda hacerlo, está bien, piense en que no es un sitio nudista y que muchas otras personas sí se sienten incómodos. Del mismo modo exfoliarse y depilarse se hacen en las regaderas y en privado. Deje las duchas al terminar de usarlas de la misma forma en la que le gusta encontrarlas. Sea ordenado con sus cosas personales; recuerde que nuestro entorno inmediato es una extensión de nuestra imagen.
¿Qué otra regla de protocolo se le ocurre a usted para los gimnasios? ¡Me encantará leer sus comentarios!