El arte de la convivencia social con nuestras mascotas

Sí, tener mascotas y una sana convivencia con las demás personas que conviven con ellas, es un arte. Los animales domésticos en muchas ocasiones llegan a convertirse en parte de la familia, y de la misma forma que con los niños que criamos, debemos darles tiempo, cuidados, límites y educación.

Algunas reglas muy fomentadas en las últimas décadas son:

*Si usted quiere que su perro sea disciplinado y no haga sus necesidades dentro de la casa la regla de oro es sea disciplinado usted. Un perro al que se le saca dos veces al día a pasear, invariablemente tomará la costumbre de hacerlo únicamente en la calle. No olvide llevar bolsa para recoger sus excrementos.

*Un animal en casa requiere una higiene escrupulosa; limpiando diariamente sus jaulas, areneros, cojines, etc. Dándoles el baño necesario y manteniendo el espacio que habitan lo más libre de pelos posible.

*A los perros también hay que sacarlos con correa a los espacios públicos. Hay personas que les tienen verdadero terror a estos animales.

*Debemos ser respetuosos de los lugares que no son “pet-friendly”. Incluso antes de llevarlos a casas de familiares o amigos debemos de preguntar si son bien recibidos.

* Es una falta de educación de los dueños imponer la presencia de sus animales de compañía a los invitados. Sabemos que muchos de estos animales son considerados “parte de la familia”, pero no exageremos con el concepto permitiendo que un gato se pose sobre el pantalón oscuro de algún invitado.

*Está comprobado que tratar a las mascotas como personas “humanizándolos”, es una violencia tremenda hacia ellas. Supe de un perro al que le provocaron sus dueños diabetes porque todas las tardes le daban chocolate y nieve.

*No compre mascotas como regalos. Es tristísimo ver unos meses después de Navidad a tantos perros abandonados en la calle porque ya les resultó incómodo o les pasó la novedad a los niños.

*Piense que una mascota es una responsabilidad moral y afectiva, ya que para ellas nosotros somos su manada y la compañía y amor incondicional que te regresan, vale la pena todo el esfuerzo de su cuidado.

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Por: Carmiña Mejía

Experta en imagen y protocolo, conferencista y escritora

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