Ale Torres
Coach en cambio de hábitos
comunicóloga y mamá bloguera
aletorres111@gmail.com
www.aletorresblog.com

El descanso es la pausa que hacemos en ciertos periodos de tiempo para recuperar fuerzas: descansamos después de hacer ejercicio, de trabajar algunas horas, incluso, hasta después de comer. Sin embargo, el estilo de vida actual nos obliga más a distraernos que a descansar y no, no son lo mismo. Sin descanso, no podemos tener claridad mental, ni ideas, ni energía, ni aprendizaje, ni salud, ni nada. Y descansar, tampoco se trata sólo de dormir, pues podemos dormir mucho y despertarnos cansados. La distracción, por su parte, contempla ciertas actividades muy distintas a las del trabajo que pueden ayudar a relajarnos o entretenernos (como este artículo, por ejemplo), y las incluimos más dentro de lo que llamamos “tiempo libre” (el tiempo que nos sobra) o para el ocio (cosas que nos gustan hacer). Ninguna es mejor o peor que otra y, todas, en su justa dimensión, son necesarias para nuestro bienestar. Sin embargo, en esta ocasión, me enfocaré más en el descanso “apropiado” y algunos tips que pueden ayudar a que tengamos más energía:

Descanso apropiado

Nos han dicho -hasta el cansancio- que hay que dormir 8 horas. En efecto, lo recomendable es dormir entre 7.5 y 8 horas, pero lo cierto es que depende de cada organismo, el entorno y otros factores. Lo importante es que al despertar, nos sintamos descansados, así, nuestro cerebro y nuestro cuerpo, funcionarán mejor ante los retos y problemas que se nos presenten en el día.

Necesitamos un momento de “recuperación” en el día

“Descansamos para recuperarnos”, y si nuestro día está lleno de actividades y asuntos que resolver, es probable que a la mitad estemos estresados, enfadados o con molestias. Ahí es cuando necesitamos hacer esa pausa de mínimo cinco minutos. Desconéctate, siéntate o recuéstate en el piso y enfócate sólo en tu respiración. Tu cuerpo, tu mente y tu entorno te lo agradecerán.

Concéntrate en el presente

A veces es muy difícil, porque estamos acostumbrados a que nuestra mente, llena de ideas, pendientes, deseos y necesidades postergadas, se haga presente en cada momento. Pero una manera de ponerla en su lugar es que “cuando estés trabajando, trabaja; cuando estés descansando, descansa; cuando te estés divirtiendo, diviértete; cuando estés comiendo, come y así… hasta para ir al baño”.

Crea tu rutina de hábitos nocturnos

Es importante darnos cuenta de cómo terminamos el día y cómo queremos empezar el que sigue. Tener una rutina para dormir, nos ayudará a irnos a la cama ligeros y ayudarle al cuerpo a hacer su trabajo mientras dormimos: limpiarse, regenerarse y fortalecer el sistema inmune (entre otras cosas).

Algunas recomendaciones para antes de ir a la cama:

• Planea tus actividades y pendientes del día siguiente y escríbelos en tu agenda o cuaderno. Eso te ayudará a no llevarlos en tu cabeza, con el pendiente de que se te olviden.

• Cena temprano (máximo a las 8 de la noche o dos horas antes de irte a acostar)

• Cena ligero (procura evitar proteína animal y que tus porciones sean pequeñas)

• Desconéctate de todo (apaga todos los aparatos, verás que el mundo no se acaba cuando despiertes)

• Duerme temprano (esto te ayudará a despertar más temprano y a ir más acorde con el ritmo circadiano o biológico “natural”)