Acabo de terminar The Last Dance en Netflix, una de las series documentales obligadas para los fanáticos de los deportes o de Michael Jordan, que cuenta sus hazañas en los dos tricampeonatos de los Bulls, a través de los diferentes años, desafíos y dinámicas que atravesó este histórico equipo. Muy bien editada, narrada y dirigida, con precisión en su mensaje y que no solo informa, sino que entretiene.

Esa es la gran virtud que están tomando los documentales del nuevo siglo. Antes, el término solía relacionarse con temas educativos, pero una nueva generación de cineastas, que se puede rastrear a principios del 2000 con obras como Planet Earth ha invadido el género, contando historias de formas cada vez más atrevidas e interesantes para las audiencias.

La historia de un hombre que escala sin cuerdas y busca romper sus propios límites (Free Solo), no sería tan intrigadora sin el factor de riesgo que agregan las escenas reales o la ausencia de un guion capaz de defender al protagonista.

El recuento de las enseñanzas que un Pulpo deja a un cineasta, sobre la vida, la calma y el tiempo, sobre todo en una era donde todo debe ser veloz e inmediato (My Octopus Teacher) no impactaría si la narración y escenas fueran falsas, creadas a través de CGI o por conveniencia de los guionistas.

La virtud del documental está, valga la redundancia, en la documentación, en el gran desafío que implica crear uno efectivo, capaz de conmover a las audiencias. Pensemos por un momento en el reto enorme que es filmar cientos, a veces decenas de cientos de horas para después sentarte con tu equipo, ver todas, y dejar solamente dos, editadas de tal manera que construyan una historia, con introducción, desarrollo y conclusión.

Eso es arte. Eso es lo que logran las y los documentalistas.

Así que, si estás cansado de la ficción, o buscas algo original, capaz de entretenerte y enseñarte, que te haga pensar y cambiar tras verlo, intenta con los documentales. Todas las plataformas de streaming tienen una sección particular para ellos, pues están volviéndose cada vez más populares. Si no sabes con cuál comenzar, alguno de los mencionados en este artículo puede gustarte. Son de fácil introducción y no los sentirás pesados.

Dales una oportunidad. Podrían sorprenderte. Sin más que agregar, soy Cristóbal Ruiz Gaytán… Disfruten la función.