Por: Alejandra Balleza Sachse

Twitter @AleBa_Sa 

Breve crónica de una mexicana en Europa

 

En los albores del nuevo año, viajaba del continente americano hacia europa; llena de planes y perspectivas para el 2020. En la espera, observando se miraban en los aeropuertos apenas un par de viajeros asiáticos con cubrebocas y vestimenta estrafalaria… como recién salidos de una sala de operaciones. De pronto volví a recordar que las noticias referían en la “lejana” China el brote de una enfermedad desconocida aparentemente transmitida de animales a humanos que afectaba las vías respiratorias.

Después de correr por tres aeropuertos, pasar medidas de seguridad sin mayores exigencias, con 22 horas de viaje y mucho cansancio acumulado durante la travesía llegaba por fin a mi destino final: Alemania, Berlín su capital que asomaba un invierno benigno que con esperanza y el paso de los días nos dejaría alcanzar la ansiada primavera. 

Entre discusiones y  jornadas de trabajos nada fáciles, los 16 Ministros presidentes  y la Canciller Federal Angela Merkel establecen y dictan las medidas para privilegiar la vida y salud de las personas ante la economía y estabilidad financiera de uno de los paises mas ricos y poderosos de europa central.

 

Eran las primeras semanas de Febrero… darle seguimiento diario aquellas noticias de Asia en la lucha contra la pandemia, pincelaba la inminente llegada del terrible virus COVID 19 a Europa. La inquietud y necesidad de conocer mas se volvía imperante. Comenzamos a poner más atención y seguir las voces de expertos y especialistas en virología y epidemias del mundo.

Recuerdo como las primeras noticias de Italia fueron llenando los espacios periodísticos titulares con historias parecidas al apocalipsis. Con asombro, curiosidad y morbo, llamaba nuestra atención el incremento diario de infectados, con horror consumiamos noticias y testimonios de  sistemas de salud colapsados y con tristeza llegaban imágenes de millares de muertos, empezamos a mirar países vecinos desbordados y devastados por la pandemia.

 

Después de Italia, vino Austria, España,  Francia, Reino Unido…. mucho antes de la llegada de esa ansiada primavera la Pandemia nos alcanzó… en plenos tiempos de Carnaval, los estados federados del suroeste alemán comenzaron a registrar los primeros brotes del COVID 19, en la segunda semana de marzo se registran centenares de casos severos y los primeros fallecimientos… poco a poco el ambiente se enrarece y aún en  la vorágine del día  se percibe una sensación de acecho de ese enemigo invisible, mudo y sigiloso avanza y llegó hasta Berlín esta bella ciudad,  vibrante y de poco descanso. La capital de la república donde los 3 millones 700 mil habitantes que la conformamos intentamos convivir y acatar  las medidas de seguridad dictadas para cuidarnos y cuidar la vida de los demás.

 

Estamos entrados ya en la tercera etapa de la Epidemia y los retos siguen siendo grandes, la preservación de la vida depende de todos como conjunto. El home office o trabajo remoto desde casa -para quienes su actividad lo permite- es una ejercicio de bastantes habitantes que sortean las tareas de casa, de educar hijos y hacer trabajo en línea. Otros empleados han ido a un recorte de horas laborales con una percepción de más del 60% del salario. La tasa de desempleo seguramente serán de las más altas de la historia, sin embargo trabajos como el mío está tratando de ser recompensado en este marco de ayudas financieras.

La educación en casa se ha vuelto para mi y muchas familias uno de los mayores retos, la realidad es que el sistema formativo no tiene una política pedagógica sólida a la distancia, muchas de las instituciones educativas carecen de la infraestructura y el personal no tiene la experiencia de un sistema escolarizado. 

 

La etapa de confinamiento se ha extendido unas semanas más. La autoridades se han planteado una reinserción a la vida normal de manera lenta y paulatina a partir de la primera semana de Mayo. Esta Pandemia no es excluyente, está aquí y ahora, se mueve y camina hasta donde estás tú, allá donde me lees. Mira y reflexiona, por los ejemplos que ya vivimos Asia y Europa, te pido seas responsable, empático y solidario. La moraleja de este ejercicio de vida: para que una economía pujante si la vida es endeble y vulnerable ante un virus nuevo y potente de origen y acciones aún desconocidas para el que aún no tenemos ni vacuna ni  tratamiento.