Un proyecto que busca abrirles una ventana de oportunidad a los artesanos de la costa colimense para exponer sus creaciones.

Por: Fátima Garay

La familia de Natalia Brun es emprendedora y esta característica se nota en los genes. Su visión, junto con la de sus hermanas, abrió una ventana de oportunidad a los artesanos de la costa colimense.

 

“Mi familia y yo nos fuimos a la playa, justamente cuando iniciaba lo del cierre por el COVID-19 y nos dimos cuenta que los artesanos pasaban con sus productos por las calles y playas. Hablando con ellos supimos que tenían tiempo sin vender y que su dinero lo utilizaron para comprar mercancía”.

Esto hizo que Natalia y su familia se pusieran manos a la obra. Se les ocurrió tomar fotografías de sus productos para exponerlos en Viva la Femme, una comunidad de venta donde se pueden encontrar productos de todo tipo.

 

“Checamos después de una semana y nos dimos cuenta de que habíamos vendido casi 100 mil pesos. El dinero se lo entregamos en efectivo e hicimos transferencias, todo muy práctico”.

Días después cayeron en cuenta de que habían muchos más artesanos y quisieron ayudarlos, por lo que pidieron apoyo a las autoridades manzanillenses con el fin de contactar a más artesanos y que la red se hiciera cada vez más grande.

 

“Lo que hicimos fue mezclarlo con Palmabena, una tienda de ropa que inicié en 2017  y que me apoyó en darles una plataforma a los artesanos para que vendieran sus productos”.

El proyecto va viento en popa. Ahora, más de 100 artesanos forman parte de “Conectando Artesanos”.

 

“Es un proyecto sin fines de lucro, nosotros no ganamos nada, solamente queremos apoyar.  Al principio sí fue complicado porque ellos nos decían que anteriormente les habían invitado a proyectos parecidos, pero que les habían robado dinero y productos. Cuando vieron que sí se vendían sus artesanías, se fueron acercando cada vez más pidiéndonos apoyo”.

Actualmente cuentan con casi 500 productos de 120 artesanos de la costa colimense. Entre los productos se pueden encontrar bolsas, blusas bordadas a mano, hamacas, sillas, tapetes, manteles, etc; productos que son hechos con experiencia y cariño.

 

“Personalmente es un proyecto que me implica tiempo y esfuerzo pero es una forma de agradecer y valorar mucho lo que tenemos. Hay gente que no puede salir y no puede trabajar y es una manera de regresar todo lo que nos dan. Le tengo mucho cariño a este proyecto, aunque a veces me saque canas verdes, pero sin duda lo hacemos con el tiempo que nos sobra y sé que vale la pena. Con esto apoyamos a una familia que quizás se haya quedado sin comida o sin luz… el comprar un día sus artesanías, puede ser la diferencia en que sea un día en el que ellos coman o no”.

Es por este apoyo que decidieron que a cada compra se le aumenta un diez por ciento con el fin de que lo recaudado se reparte en despensas a familias que lo necesiten.

 

“Ahorita no estamos aceptando a más artesanos, pero estamos abiertos a sugerencias y formas en poder apoyar. A los lectores decirles que este proyecto lo estamos haciendo nosotros con la ayuda de la gente de Colima, Manzanillo, de México… personas que gracias a sus compras hacen que esto sea posible”.

Natalia señala que además de que se apoya a una familia, la persona que compra artesanías se queda con un producto que dura toda la vida y está hecho con mucho cariño y amor.

 

“En cuanto a las metas, queremos ver cómo se va comportando esto… nuestra idea es que este proyecto se vuelva parte de Palmabena y continuar con ello. Lo que sí queremos pedirles es que consuman local y apoyemos a nuestra gente”.

Las artesanías se pueden encontrar en la página www.palmabena.com.