POR FÁTIMA GARAY
Una empresa colimense busca rescatar la esencia del cacao puro a través de creaciones que explotan de sabores con elementos colimotes.
El amor por el chocolate de César Gallegos y la dedicación de Dora Guzmán hicieron que desde hace
siete años comenzara la historia de una de las chocolaterías más destacadas de la capital colimense, se trata de la chocolatería “Saraabi”, un negocio que a través de los años ha preservado el sabor del cacao puro.
“La inquietud nació de mi esposa hace más de cinco años, pero a partir de hace cuatro años decidimos abrirlo al público. Inició con cursos de chocolatería en diferentes estados pero regresó y nos hizo trufas de chocolate… a la familia le encantó”.
A partir de ahí la dedicación, esfuerzo y amor rindieron sus frutos. Experimentando con sabores diferentes, una acción que envuelve a este producto y lo hace único en el estado.
Cada uno de los chocolates contiene un sabor diferente pero con la particularidad del sabor del cacao puro y tradicional, que no siempre se ve y se saborea, hace una explosión de sabores que se mezcla con los olores de elementos de la región.
Es por ello que en este espacio, ubicado en la calle 27 de Septiembre #560 A de la Colonia Guadalajarita, se pueden encontrar sabores exclusivos como lo son la menta, ron, el tequila, maracuyá, limón, malvavisco quemado, nuez e inclusive de café.
“Tenemos desde un 60 hasta un 100 por ciento de cacao puro, pero cada chocolate tiene muchos beneficios. Cada día hacemos 500 piezas de chocolate y se venden bastante bien”.
En Saraabi se puede encontrar chocolate con azúcar y sin azúcar, para las personas que sufren de diabetes. Incluso las personas pueden llegar y pedir algún sabor en especial.
Como metas estos emprendedores colimenses buscan hacer la tableta de chocolate más grande del mundo, pero para ello piden a los colimenses que les lleven el fruto del cacao a su chocolatería. Además, debido a la falta de siembra de cacao en la región , ellos pretenden iniciar con un sembradío de esta fruta.