El pasado 14 de octubre el Instituto Electoral del Estado (IEE) dio el banderazo de salida oficial al proceso electoral 2020-2021 que tendrá su clímax el domingo 6 de junio del próximo año. Informalmente la actividad política ya estaba marcada por lo electoral desde meses atrás.

Por: Miguel Ángel Vargas V.

El pasado 14 de octubre el Instituto Electoral del Estado (IEE) dio el banderazo de salida oficial al proceso electoral 2020-2021 que tendrá su clímax el domingo 6 de junio del próximo año. Informalmente la actividad política ya estaba marcada por lo electoral desde meses atrás: las tensiones y pugnas entre las bancadas al interior del Congreso del Estado, así como los diferendos entre poderes, las denuncias y acusaciones al interior de los partidos, los acercamientos entre partidos, los personajes políticos que estaban en la banca y que buscan salir de las sombras, los funcionarios que pocos recordaban que seguían en el servicio público y que de pronto han buscado tomar notoriedad… todos estos son signos inequívocos de que más allá de las formalidades del calendario electoral, la lucha política ya había iniciado.

El Instituto Nacional Electoral (INE) ha hablado de que este es el proceso electoral más grande de la historia de nuestro país: no es la primera vez que escuchamos esto, pero no por eso deja de ser verdad, pues se renueva la Cámara baja del Congreso de la Unión, hay elecciones locales en todas las entidades del país y en 15 de ellas se renueva la gubernatura, en 30 se renuevan las Legislaturas locales y en 29 las presidencias municipales; la cantidad de cargos a elegirse en una misma jornada electoral ha ido en aumento, con un largo proceso para ir ajustando y haciendo coincidir los calendarios electorales locales con los federales para lo cual incluso se han establecido “mini gubernaturas” con administraciones que sólo han sido por un periodo de apenas dos años.

En el caso de Colima, como cada elección intermedia del sexenio presidencial, localmente se renueva todo: las 16 diputaciones de mayoría relativa, las nueve de representación proporcional, las autoridades de los 10 ayuntamientos y, la madre de todas las batallas, se contiende también por la gubernatura del estado.

¿Y cómo arranca esta contienda en Colima? En las contiendas por las diputaciones locales y por las 10 alcaldías todavía no hay claridad ni de quiénes participarán, ni de las posibles alianzas, ni de las fortalezas de los aspirantes y sus partidos en cada una de las demarcaciones.

Sin embargo, en el caso de la gubernatura el escenario, aunque todavía tiene cuestiones importantes por definir, si se puede dibujar con más claridad: todas las encuestas publicadas colocan a Morena como el partido con mayores preferencias y con una clara ventaja sobre el resto de los institutos políticos, y, al interior de Morena, los estudios demoscópicos colocan a Indira Vizcaíno como la mejor posicionada, combinación de datos que la coloca de inicio como la rival a vencer.

Pero, a pesar de ser la mejor posicionada y de públicamente haber anunciado su intención de buscar la gubernatura, tiene todavía que superar las resistencias internas de Morena y los embates de quienes también aspiran a esa candidatura, como pudiera ser la diputada federal Claudia Yáñez o la presidenta municipal de Manzanillo, Griselda Martínez.

Otra de las conclusiones de las encuestas es que el alcalde de Colima, Leoncio Morán, es uno de los personajes políticos con mayor reconocimiento y con mejor saldo de opinión; sin embargo, enfrenta la debilidad electoral de su partido (Movimiento Ciudadano) que, en preferencia partidista, la mayoría de los estudios de opinión lo colocan a un sólo dígito (menos de 10% de preferencias).

Para el resto de los partidos, su punto de partida no es tan claro, pues en algunas encuestas aparece el Partido Revolucionario Institucional en segunda posición, en otras el Partido Acción Nacional y en otras Virgilio Mendoza con el Partido Verde Ecologista de México salen bien posicionados. Para estos tres partidos —y también para el resto— su nivel de competitividad estará marcada por las decisiones que tomen sobre posibles coaliciones o candidaturas comunes.

EstaciónPacífico.com tiene conocimiento que en los círculos políticos y entre los principales liderazgos de estos partidos se han dado acercamientos y conversaciones para buscar una alianza electoral que pueda hacerle frente a Morena: una alternativa es que PAN, PRI, PRD y Nueva Alianza se unan y de esto ya se han dado acercamientos que han sido del dominio público; otra, es que dentro de este frente amplio participara también Movimiento Ciudadano —lo cual podría tener el respaldo de algunas figuras nacionales de este partido pero enfrenta las resistencias locales de Locho Morán, quien en repetidas ocasiones ha insistido en que el partido naranja no buscará en Colima alianzas con otros institutos políticos: “nuestras alianzas son con los ciudadanos”.

Para figuras como Virgilio Mendoza en el Verde o Joel Padilla en el Partido del Trabajo (PT), sus apuestas van en el sentido de que en el ámbito nacional se cierre una alianza electoral con Morena, que se replique en lo local, pero que exista una negociación nacional en la que se ceda alguna de las candidaturas de las 15 gubernaturas en disputa a abanderad@s de estos partidos.

Con el PT hubo recientemente un distanciamiento, pues este partido votó en el Senado en contra de la desaparición de 109 fideicomisos, que había sido un planteamiento originado en Palacio Nacional y todavía no hay claridad si de aquí a que se definan las coaliciones electorales esta distancia logrará ser zanjada, pero su máximo líder en la entidad, Joel Padilla, ya se ha dejado ver cerca de PAN y PRI lo que podría sugerir la posibilidad de que con ellos se integrara en una alianza.

En el PRI, la figura que más posibilidades tiene es el dirigente estatal José Manuel Romero quien carga con una condición que pudiera ser ventaja o desventaja: Colima es uno de los cinco estados del país donde no se ha dado alternancia partidista, es decir, donde siempre ha gobernado el tricolor, lo que representa una fortaleza electoral histórica, pero también significa un desgaste natural por ser gobierno, que en el caso de Ignacio Peralta lo tiene hacia el cierre de su sexenio como uno de los mandatarios estatales con menores porcentajes de aprobación de su gestión.

En el PAN, si no se dieran alianzas, la única figura que se percibe como un posible candidato a la gubernatura —y que ya ha manifestado su interés por participar— es el diputado federal Jorge Luis Preciado. Su fortalezas: ya tiene experiencia en dos campañas por la gubernatura, con suficiente éxito para hacer crecer sus preferencias que inicialmente eran muy bajas; pero sus debilidades son las mismas: arrastra dos duras derrotas en 2015 y 2016 y su estilo irreverente pudiera no tener el mismo efecto que tuvo hace seis años.