Un reconocimiento a la diversidad y la convivencia armónica entre razas y culturas.

Por: Alejandra Balleza Sachse

Hace 75 años -el 9 de mayo- sucedió el “Día de la victoria” que recuerda el triunfo del ejército rojo sobre las fuerzas Hitlerianas; celebración conocida como la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania Nazi.

La historia registra que la noche del 8 de mayo de 1945, luego de que el Mariscal de Campo Wilhelm Keitel firmó la rendición incondicional de la “ Wehrmacht” ante el Mariscal soviético Zhúkov, se pondría fin a la II Guerra mundial en Europa.

 

Desde entonces, muchos países incluso varios de la hoy extinta Unión Soviética festejan  la capitulación alemana y sobre todo la derrota del sistema nacional socialista. Durante esos duros años de guerra, millones de jóvenes soldados perdieron la vida en los campos de batalla, quedaron millares de familias fracturadas y miles de madres recuerdan que perdieron a niños y jóvenes, muchos de ellos que aún sin alcanzar la mayoría de edad, fueron enviados al frente de batalla.

75 años después en muchos países se tenían planeadas sendas celebraciones para recordarle al mundo la atrocidad de una guerra y honrar a los millones de sus víctimas. Ante la llegada de la pandemia del Covid 19, estas celebraciones fueron canceladas, sin  embargo en muchas ciudades y sitios históricos varias generaciones, entre viejos y jóvenes hicieron lo suyo para no olvidar la gesta histórica.

 

En Berlín, existen varios espacios públicos que en calidad de monumento nos recuerdan la historia y nos invitan a recordar y reivindicar las causas para no permitir que sistemas como el nacismo vuelva a tener cabida en nuestras sociedades.

En el distrito de Pankow ubicado al norte de la ciudad, el “Sowjetische Ehrenmal in der Schönholzer Heide“ ( construido entre 1947 y 1949 ) es uno de los monumentos soviéticos que como cada año vuelve a ser espacio para recibir homenajes, flores, coronas y visitantes de muchas nacionalidades dejando así un claro mensaje al mundo: la humanidad necesita ser más justa y equitativa, el desarrollo y futuro de nosotros depende de nuestra capacidad de crecer basados en valores como el respeto, la tolerancia, el reconocimiento a la diversidad y la convivencia armónica entre razas y culturas.

Ejemplos como este suceso nos debe sensibilizar y servir para escribir una mejor historia de nuestros días. Es lamentable que en este siglo de grandes avances y en estos tiempos donde el mundo se ha vuelto “más pequeño y accesible” (por eso que ahora le llaman globalización) se registren brotes de seguidores con ideas y pensamientos de ultraderecha y peor aún que partidos políticos como el AFD “Alternativ für Deitschland” (Alternativa por Alemania) simpatizantes en esa corriente ocupen escaños en los parlamentos de un país que ha sido víctima y victimario de un sistema político de terror y vejaciones a los derechos fundamentales de la humanidad. 

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