Sergio Ursúa
Director general de Equipos de Poder
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“Obtener resultados reales es directamente proporcional a ofrecer valores reales”
– James Cash Penny
Desde las diversas áreas en tu empresa, surgen las diferentes opciones que desarrollan las capacidades de los trabajadores. Si bien puede ser un solo departamento el que genera la mayor carga de entrenamiento y capacitación, las demás áreas aportan al desarrollo de todo lo que una persona crece dentro de una empresa.
Tener siempre presente que la capacitación y entrenamiento son fundamentales para el desarrollo de los recursos humanos de nuestro negocio, es una buena llave para obtener buenos resultados.
Warren Buffet, el gurú de las inversiones dio a conocer en un artículo publicado en el 2016, una filosofía de trabajo que sugiere ampliamente el buscar al momento de contratar a alguien (y una vez que esté con nosotros, tiene que ser más intensa esta búsqueda) a una persona que tenga tres ingredientes fundamentales.
Integridad. Debe ser la base del comportamiento de nuestra gente. Por encima de todo, el ser congruente con los valores y principios de convivencia es un rasgo de vital importancia, que se tiene que desarrollar, fomentar y en cierto punto reconocer en los empleados de una empresa.
Inteligencia. Planteándola como una definición moderna, podemos resumir que es la habilidad que una persona tiene para resolver problemas con toda la información que ha obtenido en su formación académica, al estar trabajando o incluso en su desarrollo personal.
Energía. Es el factor para la motivación y el crecimiento personal y laboral en cada uno de nosotros. En ocasiones esta energía se desarrolla cuando el trabajador ya está en nuestra empresa y en otras ocasiones llega con esa energía necesaria para crecer y ser de los mejores.
La mezcla de estos tres ingredientes, sigue diciendo el señor Buffet, da como resultado, tres tipos de trabajadores que estarán desempeñándose de diversas maneras en nuestro negocio.
La inteligencia y la energía son factores que se pueden negociar o en cierto momento nuestra empresa se puede hacer cargo de inyectar estos en el trabajador, pero la integridad no es algo que debamos pasar por alto o un punto a negociar. Veamos cómo se dan estas mezclas y qué resultados nos darán.
Cuando un empleado tiene poca integridad, alta inteligencia y alta energía, se convierte en un peligro para la organización. De hecho, el término expresado por el autor en inglés es, “a smart, fastmoving thief”, un ladrón rápido e inteligente.
Si la integridad y la inteligencia son altas, pero energía baja, lo que obtendremos es un buen comerciante. Si el perfil de nuestro negocio así lo requiere, adelante con esta mezcla. Pero la recomendación es usar estrategias que haga suban el nivel de energía de nuestros trabajadores. Hay muchas estrategias que nos pueden ayudar.
Termina diciendo el señor Warren Buffet que una alta integridad, alta energía pero baja inteligencia, hace que tengamos buenos trabajadores pero con limitantes acerca de creatividad, motivación, inteligencia emocional o visión a futuro.
Cuando logramos que la integridad (y con esto los demás) sean un hábito en nosotros, marcamos una diferencia importante con las demás empresas.
Sin duda son los valores una gran ventaja competitiva. Los clientes buscarán nuestros productos o servicios, por el comportamiento de nuestro personal y no solo por la calidad que ofrecemos. Sigamos fomentando los valores en nuestro negocio.