Sergio Ursúa
Director general de Equipos de Poder
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«Una vez que tienes compromiso, es necesario la disciplina y el trabajo duro para llegar hasta allí»
– Haile Gebrselassie
COMPROMISO CON QUIÉN O QUIÉNES?, ¿CÓMO?, ¿PARA QUÉ?
Hablar de valores en muchas ocasiones es un tema tan amplio como controvertido. Las circunstancias (que en ocasiones pueden llegar a convertirse en «estímulos» negativos) de la economía, sumado a factores como inseguridad, incertidumbre política (léase por ejemplo la novela de los aranceles) y ciertos temas locales propios del lugar donde está nuestra empresa, hacen que el tópico de valores pueda tornarse en algo complicado de manejar. Hay una línea muy delgada entre lo que competitiva- mente podemos hacer con el fin de obtener buenos resultados y lo que puede ir en contra de los valores universales. De esta delgada línea se desprende la controversia. ¿Tenemos una empresa con valores? Como siempre, aquí encontrará algunos consejos.
El definir la escala de valores y diseñar la estrategia para alinearlos con la misión y visión de nuestro negocio es un buen paso para generar un desarrollar de manera firme nuestros valores y de ahí generar un compromiso.
¿COMPROMISO CON QUIÉN O QUIÉNES?
Desde la misión hasta los valores, quienes reciben en primera instancia los beneficios de los productos o servicios que ofrecemos son de manera lógica los clientes. Dentro de estos conceptos están incluidos como beneficiarios colaboradores e incluso nuestros proveedores. El primer compromiso es con nosotros mismos como personas. Y luego, es en ese mismo orden que debemos seguir para establecer un compromiso al momento de hacer negocios. Dejar de lado a las personas que trabajan nosotros o a nuestros proveedores, tiene el riesgo de no desarrollar en ellos el «paquete» de beneficios que nos da el ser una empresa que fomenta los valores. Este paquete incluye, lealtad, orgullo de pertenencia, el famoso «ponerse la camiseta» y demás aspectos positivos que tiene un negocio exitoso.
¿CÓMO SE CUMPLE ESTE COMPROMISO?
La palabra clave es la congruencia. Los valores no sólo deben aparecer en la firma del correo corporativo o en los desplegados de comunicación interna de la empresa. Hay que ir un poco más allá. Hay que recordar con acciones concretas a todos, clientes, empleados y a quienes sea necesario que somos una empresa con valores. Hay que estar siempre escuchando a todas las voces con las que contamos acerca de cómo mantener siempre en las ideas de quienes vienen y forman nuestra empresa, nuestro programa de valores. Los valores no son un concepto, son un verbo que hay que poner en acción.
¿PARA QUÉ SIRVE GENERAR ESTE COMPROMISO?
La historia presente, a nivel regional nacional o mundial, es casi una exigencia para que las empresas trabajen el ámbito de los valores universales. Las sociedades se mueven y mejoran en relación a la interacción que tienen sus miembros. Las empresas como las nuestras, son vitales en esta interacción. Muchas de las acciones y decisiones que tomamos como sociedad tienen como base la buena el clima empresarial. Somos nosotros como empresarios quienes marcamos el cómo vivimos o fomentamos los valores.
Con las respuestas a estas tres preguntas, hacemos que como empresas y empresarios vayamos sanando a nuestro entorno de ese mal de circunstancias que veíamos al inicio del artículo. Y así toma fuerza la misteriosa frase, de la que nadie sabe a ciencia cierta quién es el autor: «Si no somos nosotros, ¿quién?, si no es ahora, ¿cuándo?»
¿Está usted comprometido con los valores de su empresa?
Hasta luego.