POR Carmiña Mejía Experta en imagen y protocolo, conferencista y escritora.
A los adultos de esta generación, nos toca vivir una transición entre los antiguos esquemas con los que crecieron nuestros padres y el presente en el que las mujeres pedimos equidad en todos los ámbitos. Por lo que muchos, están un poco confundidos de cuáles son los roles que nos toca vivir. ¿Le abro la puerta del carro o no?, ¿Le ofrezco el brazo, o dejo que camine sola?, ¿Pago la cuenta del restaurante?
Bueno, gracias a que las reglas de protocolo cambian con la época, estas son las siguientes, referentes a este tema:
Si extiendo una invitación a desayunar, comer o cenar cuyo fin sea tratar un asunto laboral, la persona que hace la invitación, paga. Aquí no importa el género. Recordemos que en el mundo de los negocios, representamos la marca de nuestra empresa aún en los horarios fuera de oficina. La persona que extiende la invitación es la encargada de elegir el lugar, procure que este sea el adecuado a su presupuesto. Por supuesto el tema de la factura le corresponde a la persona que paga.
Cuando se trata de una salida en grupo, la regla es dividir la cuenta de forma equitativa. Si alguno de los comensales, no toma alcohol, o pide únicamente una ensalada es de gran consideración pedirle que pague únicamente su consumo. Muchos de nosotros hemos asistido a estas reuniones con un presupuesto limitado por lo que terminamos pidiendo lo más barato del menú y nos ha tocado pagar por igual el literal banquete y las varias botellas de vino de los amigos.
Cuando alguien de un grupo toma la iniciativa de pagar la cuenta, por cortesía se le debe ofrecer pagar una parte, si la persona insiste, simplemente se agradece. Infinidad de veces hemos luchado frente un atónito mesero que ve frente a sus ojos cómo nos jaloneamos con otro, la carpeta que porta la cuenta.
Respecto al tema, hoy en día lo que más genera controversia, es cuando se trata de un hombre y una mujer. Todavía existen caballeros que les es imposible salir con una señora y que él no extienda la cortesía de pagar. Sin embargo, muchos creen que ya esto es obsoleto y se debe de dividir entre dos. Les sugiero a nuestras lectoras, que ahora al aceptar una invitación, siempre salgan preparadas con efectivo para ofrecerse a pagar su parte.
En el caso de que la invitación sea de tinte romántico, aún en la actualidad, una mujer espera que el galanteo se extienda también a la hora de pagar. Si este es el caso, siempre es un buen detalle informarle a la pareja que, en alguna ocasión, a usted le gustaría devolver el detalle.
Cada que comparto este tema, recuerdo a una amiga; un hombre la estuvo cortejando durante meses, por fin ella cedió ante el cortejo y le aceptó una invitación a cenar. El tipo eligió el restaurante (carísimo, por cierto), el vino y los platillos. A la hora de que llegó el mesero con la cuenta, él sin más le preguntó a ella si le parecería dividirla en partes iguales. Mi amiga realmente sorprendida, le dijo que no traía efectivo, pero contaba con tarjeta de crédito. El “galán”, le indicó al mesero que cobrara la mitad de la tarjeta de la señora, y la otra mitad, la pagaría él en efectivo. De más está contarles que fue la única ocasión que salió con el susodicho.
Cuando se da el caso de que el mesero te informe que alguna persona en el restaurante, ya pagó tu cuenta, siempre se debe hacer contacto visual para dar las gracias, si es una persona conocida, incluso ponerse de pie para saludar. Si no es alguien que conozca, se puede declinar de forma educada pidiéndole al mesero que le genere su cargo.
Recordemos que aceptar esta cortesía no nos obliga a aceptar nada en lo laboral, mucho menos en lo personal.
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