Por: Fátima Garay

Portales que albergan la historia cultural y social de Colima en cada pilar.

 

Paso a paso la ciudad de Colima y sus alrededores han ido evolucionando de una forma única en la que la tecnología ha sido una herramienta fundamental para el crecimiento urbano, sin embargo pareciera que el tiempo se detiene en algunas partes de esta ciudad tan característica de la República Mexicana; tal es el caso de los portales de la capital.

 

De acuerdo a estudios de los centros históricos de Colima y Villa de Álvarez realizados por especialistas en el tema, la ciudad de Colima fue fundada en 1525 y fue el segundo asentamiento de los españoles en esta región, que por su ubicación en el occidente de méxico y por su cercanía, primero a la Nueva Galicia y luego a Valladolid, le dio un papel importante en temas sociales, económico y urbano, convirtiéndose, así, en el centro político, económico, cultural y lugar de residencia de políticos y propietarios de la tierra.

Durante este tiempo a nivel local, la vida económica y social transcurrió sin mayores percances sin olvidar los sismos que se han registrado hasta entonces. Según historiadores, en la década de 1980 la ciudad comenzó a cambiar y a expandirse, por lo que su centro histórico se constituyó como tal. Los habitantes se apropiaron del lugar, no por la carga estética ni por el valor arquitectónico, sino por la carga de identidad espacial, la cual genera su apropiación de los espacios comunes. 

 

Los cambios más significativos que tuvo el centro histórico ocurrieron hasta después de la segunda mitad del siglo XX, tiempo donde casi una cuarta parte de la población de la entidad residía en la ciudad capital, pero a partir del 2000 la tasa de crecimiento se estabilizó.

 

Dentro de los 1.32 kilómetros cuadrados que componen la superficie del centro histórico (según investigaciones del INAH), se encuentran los portales Medellín, Morelos e Hidalgo.

 

Por su parte el historiador Osvaldo Mendoza, arroja que estos portales, que están ubicados alrededor del jardín Libertad, cuentan una historia única.

De acuerdo al historiador el portal Medellín, ubicado al norte de dicho jardín, se originó a raíz de las reformas urbanas de mediados del siglo XIX, por lo que entre 1860 y 1870 se ordenó su construcción por orden del gobernador provisional Miguel Contreras Medellín, quien murió en batalla y no logró verlo terminado.

 

El portal Morelos, situado al sur, fue reconstruido después del terremoto de 1941. El historiador detalla que antes lucía de una manera diferente ya que en sus tiempos embellecidos albergó un hotel y comercios a principios del siglo XX.

 

En cuanto al portal Hidalgo, detalla que de igual forma se reconstruyó en la década de 1980 y fue diseñado por el artista plástico Alejandro Rangel Hidalgo.

 

“El portal Medellín es el más antiguo y en 1941 estuvo sostenido por  vigas de madera. El Hidalgo es prácticamente una escenografía ya que algunos de sus ventanales son falsos”.

Señala que en los últimos 250 años se tiene registro que los portales han sido modificados tres veces debido a diversos sucesos que se han suscitado entre esos pilares.

 

“El estilo que podemos ver en cada uno de ellos es neogótico tropical, rangeliano y neoclásico. Tenemos la suerte de que en casa paso podemos ver los vestigios de la historia en ellos…”.

 

El historiador afirma que entre los sucesos que han transcurrido entre las edificaciones destaca el asesinato del general Manuel Álvarez, así como un sinfín de antecedentes sociales referentes a festividades, eventos electorales o desfiles.

 

A su vez, Osvaldo pide a las autoridades correspondientes que deban poner una mayor atención en ellos, ya que aunque actualmente albergan comercios, se trata de una zona concurrida por la población.

“Es un legado histórico, cultural y social que tenemos que cuidar…. Si nos fijamos, el estado ruinoso del portal Hidalgo es lamentable y grotesco para quienes somos partidarios de la conservación del patrimonio de Colima”.

 

Sin duda, detalla, estos portales representan un emblema moral del pueblo colimense al que se le debe poner mayor atención ya que se trata de edificaciones que después de siglos, continúan con nosotros embelleciendo a la ciudad y dándole un toque único representando la remembranza de quienes fueron los habitantes de este bello estado.