P O R Fátima Garay
“Todos tenemos esa magia a pesar de la tecnología”
El uso de la mano parece sencillo al adaptarse al vacío del muñeco para generar movimientos perfectos y así poder contar una historia con música, muecas y con voz, es la magia de un oficio que con los años ha quedado olvidado.
Han estado ahí por años siendo la alegría de todas las edades, siendo un baño de cultura expresada en diversos muñecos que dan vida a una historia que ha sido creada por este estandarte.
En la tierra de los volcanes, tuba y café, se registran no más de cinco titiritero. Con disciplina, constancia y amor Gabriel Montana se convirtió en uno de ellos.
“Conocí la belleza del teatro hace 20 años, pero hace apenas cinco años me introduje en el mundo de los títeres. Siempre me llamó la atención la magia que se puede lograr crear con las historias de los títeres”.
Don Pedrito Montana fue la primera marioneta que surgió de la cabeza de Gabriel. Con él empezó a jugar, a crear historias fantásticas que en cada presentación cautivaron al público. A partir de ello fueron naciendo diferentes personajes de diferentes estilos de marionetas, entre las que destacan, los títeres de guiñol, de varilla, de hilos, híbridos o ventrílocuos.
“Los títeres me han enseñado que a pesar de que el mundo del títere ha disminuido considerablemente en los últimos años, la magia que hay dentro de las personas nunca se pierde a pesar de la tecnología. Todos disfrutamos de un buen espectáculo de marionetas”.
Y es que, asegura, que aunque la tecnología haya invadido el mundo de los títeres, este oficio nunca desaparecerá, ya que a cualquier edad se puede disfrutar.
En tanto, señala que entre las metas se encuentran crear foros y talleres para que el oficio de titiritero, que es uno de los más olvidados actualmente, se fortalezca, se avive y nazcan personas que amen a las marionetas.