Marcando una época en la prensa y la historia de Colima. 

Primeros años

Sentado en el sofá de la sala de su casa, Héctor Sánchez de la Madrid fija la mirada en la distancia mientras viaja hacia el pasado, recordando sus primeros años de vida y cómo influyeron en su inclinación hacia el periodismo, que lo llevarían a convertirse en una de las figuras colimenses más emblemáticas de los últimos cuarenta y cinco años. 

Su niñez fue atípica. Es el cuarto hijo de Don Manuel Sánchez Silva y Doña Amalia de la Madrid Béjar, precedido por su hermana Adriana, y sus hermanos Manuel y Jaime. Los cinco eran de temperamento fuerte, lo que ayudó a formarle una personalidad reservada y analítica, en el caos familiar que se crea naturalmente al coexistir estos caracteres. Él coincide diciendo, «mi familia fue especial», considera antes de definir a cada uno de ellos, aunque es importante mencionar las edades, pues cuando él nació, su padre tenía 45 años y escasos dos meses. «Yo tuve un papá mayor, sin embargo, su personalidad era alegre. Cuando tengo uso de razón, él ya supera los 50 años de edad, lo cual no fue una barrera para llevarme bien con él. Su carácter era jovial, mismo que conservó hasta que falleció a los 74 años, el 14 de marzo de 1979». 

Pero no era solamente eso lo que lo distinguía: «Era un hombre atractivo físicamente, con muy buena voz y el arrojo para decir lo que pensaba, afecto a encabezar las luchas populares, de salir en defensa de los pobres, de los desprotegidos. Esas fueron las características principales de mi papá». 

En 1938 Sánchez Silva contrajo nupcias con Amalia de la Madrid Béjar, procreando a una hija y cuatro hijos: Adriana, Manuel, Jaime, y Héctor. A finales de la década de los cuarenta, Don Manuel le renta el Ecos de la Costa al profesor Rafael Macedo López y ahí empieza toda la historia. 

Confiesa haber sido consciente del carisma de su padre desde muy niño. «Mi papá, empezó a convertirse en un personaje de época siendo joven. Tenía una personalidad muy fuerte, era muy atractivo y poseía mucha presencia». Reconoce que su madre era encantadora: «Mi mamá tenía casi 40 años cuando nací, era una mujer frágil, de salud precaria, pero muy inteligente y ocurrente». «Era una ávida lectora de los autores clásicos y modernos, también leía los periódicos locales y nacionales. «En ese entonces llegaba el Novedades, un diario de circulación nacional que tenía una sección en inglés. Se me ocurrió decir en familia que mi mamá era tan buena para leer periódicos que leía de cabo a rabo el Novedades… incluyendo la sección en inglés, sin embargo, ¡ella no hablaba inglés!. Mi mamá era muy inteligente, culta, con mucho carácter, muy simpática, fue un factor de equilibrio para mi papá. Eran una pareja muy interesante. La gobernadora Griselda Álvarez, le dijo en una ocasión a Manuel mi hermano: “que fuertes deben de haber sido los genes de Don Manuel y Doña Amalia, para que hayan procreado a los 4 Sánchez”, es decir, a Adriana, Manuel, Jaime y a mi». 

De una memoria impresionante, Sánchez de la Madrid relata los recuerdos de su juventud como si apenas hubieran pasado un par de años, nutriendo su narrativa con tantos detalles que es capaz de colocar a su interlocutor en el lugar y momento señalado. 

Cuando le confiesa a su padre su deseo de estudiar una licenciatura en Derecho, él lo aprueba, pero le enfatiza que independientemente de lo que estudie, su destino debe de ser el periódico. «Me dice, “está bien, estudia derecho, pero tu futuro es Diario de Colima, porque ahí te va a ir mejor en todos los aspectos. Vas a tener más fuerza política, más representación. Te va a ir mejor”». No obstante, a pesar del consejo que le dio a su hijo, Don Manuel no lo jaló al periodismo. «No me invitó, no me guió mi papá al periodismo. Sin embargo, como te decía, al ser hijo de un periodista, vas aprendiendo, primero a hablar y después a escribir correctamente, porque un periodista debe de hablar y escribir correctamente». 

Después de terminar su carrera de Derecho, se casó con Patricia Margarita Espinosa Sotelo a los 24 años y medio, sin tener aún un trabajo establecido. «Estando casado, no ejercía, ni practicaba el Derecho, porque nunca entré a un despacho, a un Juzgado o a una Notaría, ni mi papá me ayudó para hacerlo, tampoco me invitó a entrar al periódico, fue entonces que platiqué con Patricia para decidir mi futuro». En 1976 entra a Diario de Colima, escribiendo una columna titulada Chispazos por SAMH, clave única de su nombre, con la que comienza su carrera periodística.  

Confiesa que fue muy duro pasar prácticamente de la nada a tener una gran responsabilidad, habiendo recibido tan poca enseñanza de su padre, aunque admite que esta conducta es particular en los Sánchez, misma que él comparte, la de enseñar con el ejemplo: «yo veía y escuchaba a mi papá cómo hablaba, lo leía en el Diario y esa fue mi escuela». De las pocas reglas que recibió de él, fue la de no empezar sus columnas con un gerundio, ni con un artículo, consejos que sigue hasta el día de hoy. 

En 1977 se da un parteaguas al combinarse varios factores que marcarían su vida para siempre. Su hermano Manuel, que hasta entonces era el director de Diario de Colima, decide salirse de la empresa, al mismo tiempo que su padre, Don Manuel, renuncia a la Junta Federal de Mejoras Materiales de Manzanillo, después de 11 años, y decide regresar a Diario de Colima. Sánchez Silva regresa como Director General y Héctor, a sus 27 años, se queda como Gerente General, sin imaginar el giro que el destino le tenía reservado en apenas 2 años, 2 meses y 14 días. «Me quedo con mi papá los años 77, 78 y el 14 de marzo de 79, fallece».

Este cambio fue muy duro, pues Héctor no se sentía listo para ocupar el lugar que dejaba su padre, «me quedo al frente, de 29 años, muy verde y con el hueco enorme que dejó en el Diario. ¡Mi papá era un súper personaje! Un porcentaje muy alto, yo creo que la mayoría de los lectores de Diario de Colima, lo compraban por leer sus columnas Crisol, Gotitas de Buen Humor, Viñetas de la Provincia, Editoriales y otras que ahora se me escapan. Era muy versátil, manejaba varios estilos».

Al no sentirse preparado para dirigir Diario de Colima, Héctor le propuso a Manuel que regresara a Diario de Colima como Director General. Manuel había fundado El Mundo desde Colima en septiembre de 1978; en ese encuentro señaló que sus socios no estaban interesados en continuar con el proyecto, por lo que proponía fusionar los dos periódicos y utilizar la prensa offset de El Mundo para imprimirlos. El Diario lo conservaríamos matutino y a El Mundo lo haríamos vespertino. 

La idea era buena, ya que la prensa Duplex de Diario de Colima era muy deficiente, «tenía tan mala impresión, que Victor Manuel Moreno Gómez dijo una vez que al Diario se le tenía miedo, no por lo que dice, sino por lo que quien sabe que dice, porque no se podía leer», bromea Héctor.

A pesar de la buena voluntad entre los hermanos, transcurrieron dos o tres meses sin que se cristalizara el acuerdo, mientras Héctor hacía las funciones de director, sin serlo, pues el puesto seguía acéfalo. Es por eso que su madre, Amalia de la Madrid Béjar, heredera universal de los bienes de Don Manuel, le da la orden a su hijo menor, «¡ponte de director!», momento a partir del cual Héctor toma el puesto de Director General de Diario de Colima, y comienza a resolver la difícil situación que heredó, tanto política como económica, en la que se encontraba la empresa.

Es entonces cuando Sánchez de la Madrid toma una de las decisiones más importantes en su vida, que es la de no ocupar el espacio de su padre. «Consideré que no debía copiar a mi papá, las segundas partes siempre fueron malas, yo tenía que crear mi propia personalidad, cada quien trae lo suyo, mi papá nace y crece en un mundo distinto al mío. A mi papá le toca la Revolución, de niño, la primera guerra mundial, de adolescente, los años veinte, que es la locura, de joven, la segunda guerra mundial, de adulto. Él tiene una formación más fuerte, más rica, más interesante que la mía, sobre todo, él es él y yo soy yo. Creo que el primer acierto que tengo es que no busqué nunca ocupar el lugar de mi papá.” 

Derivada de esta reflexión, Héctor tiene la visión de rodearse de algunos de los reporteros y colaboradores de Diario de Colima. Ellos son Jaime Estrada Mora y Jesús López Morales, La Borrega, amigo suyo desde el bachillerato; Ismael Aguayo Figueroa, quien se encarga del Lunes Político y escribir los editoriales, así como Enrique M. Terríquez Sámano, también editorialista del Diario. Gracias a ellos, reconoce, logra salir de esa dura crisis.

Para darle una estructura más sólida y profesional al periódico, Sánchez de la Madrid reconfiguró el Lunes Político, dándoles las gracias a Don Ismael por el tiempo que escribió la columna, ampliando el número de temas y repartiendo la elaboración de los mismos entre él, los reporteros mencionados y otros más que se fueron sumando a través de los años. Al ser una columna escrita por varias personas, Héctor le pregunta a Roberto Pizano Saucedo, quien había sido director del Diario con su padre, quién debería firmarla y le sugiere El Equipo.

Héctor Sánchez considera que el Lunes Político fue la columna política más significativa del periódico y de la historia de Colima. «Considero que fue la columna política más importante de Colima. Mi papá la inició, bajo mi dirección la escribió El Equipo y crece a toda una plana; fue una columna con mucho peso político. En una ocasión Román Mendoza Ahumada, me comentó, “el lunes, cuando los funcionarios y los políticos están empezando la semana, tú les marcas la agenda en el Lunes Político”». 

Considera que Lunes Político marcó el sentido político del periodismo en Colima, independientemente de los editoriales y de las columnas que se publicaban en sus páginas. Remarca también la importancia que tuvo el Diario para la entidad: «Diario de Colima tiene mucho que ver con lo que es Colima, con las cosas buenas que tiene la entidad, muchos de los avances fueron impulsados por el periódico y muchas malas acciones se frenaron, se disminuyeron, gracias a nosotros. Por supuesto que tuvimos errores, pero, como lo dice mi papá en su presentación, nunca fueron de mala fe, de mala índole, y mucho menos por intereses ilegítimos u oscuros. El Diario reflejaba el pensamiento, el sentimiento de los colimenses, como mi papá lo anunció en su saludo al inaugurarlo, marcando muchas épocas de la historia de Colima».

Además de los problemas financieros, su padre, al fallecer, deja a Diario de Colima enfrentado con el gobernador Arturo Noriega Pizano, y con la candidata del PRI al Gobierno del Estado, Griselda Álvarez Ponce de León, «Me quedo en condiciones financieras, políticas y personales muy difíciles», las cuales tuvo que sortear ya sin el consejo de su padre, cuya experiencia le seguía haciendo falta. «Poco antes de la elección, que debió ser en julio, Jaime Morales Fernandez, presidente del PRI, me invita un café para pedirme que acepte una plática con Doña Griselda», lo cual acepta y llegan a un acuerdo institucional.

 

Héctor Sánchez considera a Griselda Álvarez como su maestra en la política, dado que con ella se inicia en el periodismo, ya que fue poco tiempo el que le tocó de la administración de Arturo Noriega, que fueron los años 77, 78 y parte del 79, además de que en ese tiempo todavía vivía su papá. «Mi bautizo en el periodismo político es con Doña Griselda, una mujer sumamente inteligente, culta, aguda, muy interesante; tu tenías que estar muy listo, muy atento cuando platicabas con ella, cuando la entrevistabas». Asegura que fue Doña Griselda quien lo hizo ser cuidadoso al hablar y más al escribir, además de que comparte con ella su obsesión por la puntualidad.

Durante el sexenio de Elías Zamora Verduzco, surge un conflicto entre Diario de Colima y el Grupo Universidad (encabezado por Humberto Silva, Juan José Farías, Arnoldo Ochoa y Fernando Moreno), que escala hasta convertirse en un movimiento estatal en el que se pedía que se auditara a la Universidad de Colima, situación que se logró varios años después. La discusión fue tan grande que influyó en la sucesión rectoral de la Universidad de Colima, de la cual resultó rector Moreno Peña.

Sánchez de la Madrid afirma que este conflicto fue uno de los más importantes en su carrera periodística, pues el fondo de las diferencias que tenía con el Grupo Universidad no tenían que ver con Fernando Moreno, sino con Humberto Silva. Tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta,  Silva Ochoa renuncia a sus aspiraciones al Gobierno del Estado y Moreno Peña toma la estafeta para el mismo cargo. En ese momento debió terminarse la polémica, sin embargo, Fernando Moreno Peña continuó la confrontación como precandidato a la gubernatura. Héctor Sánchez no podía claudicar, por lo tanto debía de prepararse para pelear con más fuerza, tal como lo hizo.

El día en que el rector Moreno Peña rendía su último informe de labores, Sánchez de la Madrid publica en el Diario un documento de la Universidad de Colima. De ello, reconoce haber cometido dos errores, uno de acción y otro de omisión, pues en la publicación del documento que ya no tenía valor legal por haber prescrito, aunque seguía siendo de interés público, borró el nombre de una de las personas que ahí aparecían, porque era amigo suyo y porque no tenía importancia en ese asunto, mientras que dejó el nombre de otra persona que tampoco tenía caso que saliera. El primer error lo obligó a pagar dos peritajes grafoscópicos para probar la autenticidad del documento, mientras que el segundo lo hizo merecedor de una denuncia del particular que aparecía en el mismo, la cual fue manipulada por el Gobierno Estatal para afectarlo.

Sánchez de la Madrid dice sentirse orgulloso de que dicho asunto se resolvió a su favor en el Tribunal Colegiado de Circuito de la ciudad de Guadalajara, sin que hubiera tenido que ceder o negociar, a pesar de que se usaron los mecanismos del estado en su contra. 

 

Una vez que Fernando Moreno ganó la elección de la gubernatura, el subsecretario de Gobernación, César Becquer, le pidió al senador Jesús Orozco Alfaro que buscara un encuentro entre el gobernador electo y el director general del Diario, mismo que se dio en dos ocasiones en las que acordaron una relación institucional entre Gobierno del Estado y Diario de Colima, siempre y cuando la impugnación de los comicios fuera resuelta a su favor, lo cual así sucedió. El acuerdo fue que no voltearan hacia atrás sino que viéramos para adelante, que del color que Moreno Peña pintara a Colima, sería el que publicaría el periódico, nada más. Durante su sexenio, se mantuvo una relación institucional, de respeto mutuo, de la cual surgió posteriormente una sólida amistad que conservan dos actores relevantes de la política estatal. Hace pocas semanas, el periodista afirmó en su columna Tiempo fuera que se publica en el portal criterios.mx, que debido al pleito que tuvieron, había escatimado su reconocimiento a la gestión de Fernando Moreno en Diario de Colima, pero que 24 años después, lo reconoce como el mejor Gobernador de Colima de la era moderna.

La relación con el gobernador Silverio Cavazos Ceballos fue tensa desde el principio, debido a la imposibilidad de compaginar el autoritarismo del Mandatario con la obligación profesional del periodista, así como con el trato que aquél estaba acostumbrado a tener con sus cercanos. En este periodo hubo diversos comentarios desafortunados del mandatario hacia Sánchez de la Madrid, que no vale la pena mencionar. Héctor, endurece el rostro al decir: «Lo que sí es oportuno recordar es el error histórico de Arnoldo Ochoa González de haberse “allanado” al aceptar el interinato de la gubernatura a cambio de la candidatura a Gobernador para Silverio Cavazos».

Con Mario Anguiano Moreno prácticamente no existió relación durante su régimen. Sánchez de la Madrid se opuso a su candidatura por ser el candidato de Silverio, y acepta que faltó a su ética profesional cuando se negó a hacerle una entrevista que su partido le había solicitado. A pesar de todo la relación fue más relajada que con su antecesor, misma que mejoró a partir del asesinato de Cavazos Ceballos, quien alimentaba la mala relación entre ambos.

Héctor Sánchez de la Madrid estaba genuinamente convencido de que José Ignacio Peralta Sánchez sería un buen Gobernador. No se dejaba cegar por sus sentimientos hacia el hijo de su hermana Adriana, pues conocía la formación y la educación que había recibido Peralta Sánchez y le apostaba a ello. Antes de que saliera ungido como candidato del PRI al Gobierno del Estado se dio cuenta que su sobrino no lo consideraba como parte de su equipo, lo que le llegó a decir en una cena en la Ciudad de México, saliendo de los toros: «Nacho, ¿quiénes integran tu equipo, quién te está apoyando, cuál es tu estrategia? y no me contestaba, hasta que en noviembre le vuelvo a hacer la misma pregunta, y antes de que me responda, se me prende el foco y le digo, ¿sabes qué?, te he preguntado varias veces sobre tu equipo y tu estrategia y nunca me los dices, hasta ahora me está cayendo el veinte de que tienes tu equipo, tienes tu estrategia, pero nosotros (Fernando Moreno, Arnoldo Ochoa y yo) no pertenecemos a tu equipo y por eso no conocemos tu estrategia». 

El periodista, antes que tío, considera que la administración de Nacho tiene varios aciertos que lamentablemente se vinieron abajo con el problema del impago de los trabajadores de su gobierno, el cual no fue suficientemente explicado por él, si es que tiene alguna. «Yo no tuve que ver con el gobierno de Nacho, lo respeté mucho a él y él a mi… pero de que él me pidiera mi opinión o de que me tomara en cuenta, fue en contadas ocasiones». 

Considera que el gobierno de Nacho le dificultó hacer su trabajo periodístico, por la relación familiar que tiene con él, pero cumplió criticando y reconociendo lo que hacía o dejaba de hacer. Los desencuentros de su papá con su primo hermano, el gobernador Pablo Silva García, el de él con su primo hermano, el gobernador Carlos de la Madrid Virgen, le hicieron asumir el compromiso consigo mismo y con la memoria de su hermana Adriana, de que iba a terminar bien con su sobrino. Sin embargo, dice sentirse orgulloso de su labor periodística, «reto a mis detractores que me demuestren cuándo dije en el Diario una opinión tergiversada, de quien sea. Me equivoqué, muchas veces, pero como dice mi papá en su saludo, nunca de mala fe, ni por intereses ilegítimos u oscuros».

Sánchez de la Madrid está al tanto de los mitos y supuestos que se ciernen alrededor de él y de Diario de Colima, entre ellos que Fernando Moreno había comprado el periódico, o que había vendido su línea editorial. Ante ello, Héctor responde: «Cuando un medio de comunicación es tan dominante como lo fue Diario de Colima, nuestros enemigos y detractores decían mil cosas, entre ellas esa, que Fernando Moreno compró el Diario. La mejor prueba de que no es cierto es que los críticos de Fernando durante los seis años de su gobierno siguieron escribiendo en el Diario y lo criticaron cuantas veces lo quisieron, tanto los colaboradores como las personalidades políticas». Sánchez de la Madrid está convencido de que la fortaleza de un medio de comunicación, o de una personalidad siempre va a atraer enemigos; cuenta sonriendo que en una ocasión «les deseé feliz Año Nuevo a mis detractores, porque me ayudaron a que hiciera bien mi carrera periodística, les dije también que me dieran las gracias, ya que por mi ellos viven, comen y visten. Si tú no marcas la agenda, la línea periodística, nadie te va a tomar en cuenta, nadie va a hablar de ti, pero si a ti te va bien, si tú triunfas, si tú destacas, por supuesto que van a hablar de ti, en la materia que sea».

Finaliza explicando las razones de la venta de Diario de Colima, lo cual manifiesta haber sido muy doloroso para él, pero está seguro de haber tomado la decisión correcta, pues desde hace años la publicidad se había desplomado debido a la explosión de las redes sociales. Asegura que no tuvo que ver con ningún otro factor, sino el que los medios electrónicos se llevaron la publicidad y los lectores, lo que afectó, no sólo a Diario de Colima, sino a todos los periódicos del mundo. Además, es irreversible, nunca regresarán los periódicos a ser lo que fueron.

Héctor dice estar todavía planeando lo que va a hacer con su tiempo libre, no descarta escribir sus memorias, pues considera que hay muchas anécdotas y sucesos interesantes que valen la pena ser contados, aunque por el momento se está tomando un Tiempo Fuera.