DR. EXIQUIO CÓRDOBA CRUZ
• Céd. Prof. 651006 · S.S.A. 83522
• Universidad Autónoma de Guadalajara
• Post-Graduado Hospital General de México
• Miembro de la Sociedad Mexicana de Estudios Oncológicos
• Recertificado por el Consejo Mexicano de Oncología-567

POR Dr. Josué Hernández FOTOS Rolando Mejía

El cáncer de tiroides se diagnostica comúnmente a una edad más temprana en comparación con la mayoría de los otros cánceres que afectan a los adultos. Casi 3 de cada 4 casos se detectan en mujeres, y alrededor del 2% de los cánceres tiroideos ocurren en niños y adolescentes. La probabilidad de ser diagnosticado con cáncer de tiroides ha aumentado en los últimos años.
Este es el cáncer que va en aumento con más rapidez en los Estados Unidos, ya que se triplicó en las pasadas tres décadas. La mayor parte del aumento se debe a un mayor uso de la ecografía de tiroides que puede detectar pequeños nódulos de tiroides que de otra manera no se hubiesen encontrado. La tasa de mortalidad del cáncer de tiroides ha estado bastante estable por muchos años, y continúa muy baja en comparación con la mayoría de los otros cánceres.

NÓDULOS Y AGRANDAMIENTOS TIROIDEOS BENIGNOS

Los cambios en el tamaño y la forma de la tiroides a menudo se pueden palpar o incluso ver. El término médico para una glándula tiroides anormalmente agrandada es bocio. Algunos bocios son difusos, es decir que toda la glándula está agrandada. Otros
bocios son nodulares, lo que significa que la glándula está agrandada y tiene uno o más nódulos (protuberancias).
Existen muchas razones por las que la glándula tiroides pudiera estar más grande de lo usual. Los bocios difusos y nodulares usualmente son causados por un desequilibrio en ciertas hormonas. Por ejemplo, cuando no se obtiene suficiente yodo en la dieta pueden ocurrir cambios en los niveles hormonales y causar un bocio. A las masas o protuberancias en la glándula tiroides se les llama nódulos tiroideos. La mayoría de los nódulos tiroideos son benignos, pero alrededor de 5 de 20 son cancerosos.
Algunas veces estos nódulos producen demasiada hormona tiroidea que causa hipertiroidismo. Los nódulos
que producen un aumento en la hormona tiroidea casi siempre son benignos. Las personas pueden presentar nódulos tiroideos a cualquier edad, pero éstos se presentan con más frecuencia en adultos de mayor edad. 1 de 10 adultos tiene nódulos tiroideos que pueden ser palpados por un médico. Sin embargo, cuando se observa la tiroides con una ultrasonido, a muchas más personas se les encuentran nódulos que son muy pequeños como para ser palpados, generalmente los nódulos de más de 1 cm requieren ser estudiados aunque puede existir cáncer de tiroides en nódulos menores de 1 cm.
La mayoría de los nódulos son quistes llenos de líquido o de hormona tiroidea almacenada llamada coloide. Los nódulos sólidos tienen poco líquido o coloide. Estos nódulos tienen más probabilidad de ser cancerosos que los nódulos llenos de líquido. Aun así, la mayoría de nódulos sólidos no son cáncer. Algunos tipos de nódulos sólidos, como los adenomas y los nódulos hiperplásicos, tienen demasiadas células, pero estas células no son cancerosas. Los nódulos tiroideos que son benignos algunas veces no necesitan tratamiento siempre y cuando no crezcan o causen síntomas. Puede que otros requieran alguna forma de tratamiento. Dentro de los principales tipos de tumores malignos de la tiroides nos encontramos: • Diferenciados (incluyendo papilar, folicular y célula Hṻrthle) • Medular • Anaplásico (un agresivo tumor indiferenciado)

FACTORES DE RIESGO

Los factores que pueden aumentar el riesgo de tener cáncer de tiroides comprenden:
• Sexo femenino. El cáncer de tiroides es más frecuente en las mujeres que en los hombres.
• Exposición a niveles elevados de radiación. Los ejemplos de exposición a niveles elevados de radiación son los tratamientos con radiación en la cabeza y el cuello, y la exposición como consecuencia de accidentes en una central nuclear o pruebas de armas.
• Ciertos síndromes genéticos heredados. Los síndromes genéticos que pueden aumentar el riesgo de tener cáncer de tiroides comprenden el cáncer medular de tiroides hereditario y la neoplasia endocrina múltiple.

SÍNTOMAS

El cáncer de tiroides no suele producir ningún signo ni síntoma en las primeras etapas de la enfermedad. A medida que va creciendo, puede causar lo siguiente:
• Un bulto que puede sentirse a través de la piel en el cuello
• Cambios en la voz, como el aumento de la ronquera
• Dificultad para tragar
• Dolor en el cuello y en la garganta
• Ganglios linfáticos inflamados en el cuello

¿COMO SE PUEDE DIAGNOSTICAR EL CÁNCER DE TIROIDES?

El ultrasonido puede ayudar a determinar si un nódulo tiroideo es sólido o está lleno de líquido (los nódulos sólidos tienen más probabilidad de ser cancerosos). También se puede usar para examinar la cantidad y el tamaño de los nódulos tiroideos. La manera en que un nódulo luce en una ecografía puede a veces sugerir si es probable que sea canceroso, aunque una ecografía no puede indicar con seguridad si es maligno.
La gammagrafía tiroidea, consiste en que una cámara se coloca frente a su cuello para medir la cantidad de radiación en la glándula. Las áreas anormales de la glándula tiroides que contienen menos radioactividad que el tejido circundante se llaman nódulos fríos, y las áreas que atraen más radiación se llaman nódulos calientes. Por lo general, los nódulos calientes no son cancerosos, pero los nódulos fríos pueden ser benignos o cancerosos. Debido a que tanto los nódulos benignos como los cancerosos pueden aparecer fríos, esta prueba no puede diagnosticar por sí sola el cáncer de tiroides. También las gammagrafías con yodo radiactivo (posterior a una cirugía para extirpar el cáncer de tiroides) a todo el cuerpo son útiles para detectar una posible propagación por todo el cuerpo.

Estos estudios se vuelven incluso más sensibles si toda la glándula tiroidea ha sido extirpada mediante cirugía porque más yodo radiactivo es recogido por cualquier célula del cáncer tiroideo remanente.
El diagnóstico definitivo de cáncer de tiroides se hace con una biopsia, en la que se obtienen células del área sospechosa y se observan con un microscopio. Sin embargo, puede que este no sea el primer estudio que se haga si usted presenta una protuberancia en su cuello que causa sospecha. El médico puede que primero ordene otros estudios, tal como análisis de sangre, una ecografía, o una gammagrafía con yodo radiactivo con el fin de averiguar si usted podría tener cáncer de tiroides. Si su médico cree que se necesita una biopsia, la manera más simple pero también la que es menos eficaz de saber si un nódulo o protuberancia en la tiroides es canceroso o no es mediante una biopsia por aspiración con aguja fina (FNA) del nódulo tiroideo. Algunas veces será necesario repetir una biopsia FNA, ya que las muestras no contenían suficientes células.

La mayoría de las biopsias FNA indicarán que el nódulo tiroideo es benigno. En pocas ocasiones, los resultados de la biopsia indican que el nódulo es benigno aun cuando hay cáncer. El cáncer es diagnosticado claramente en aproximadamente sólo una de cada 20 biopsias FNA. Algunas veces, los resultados de la prueba primero se clasifican como “sospechosos” o “de significado incierto” si los hallazgos de la FNA no indican claramente si un nódulo es benigno o maligno.