Es un hecho: todos tenemos un hábito que nos gustaría cambiar, para sentirnos mejor. Desde beber menos café y más agua, hacer ejercicio, comer más sano, dormir temprano, etc. Si nos aplicamos, la lista puede ser muy larga. Lo cierto es que para tener éxito en ello, no hay como empezar con uno a la vez; el más fácil, que nos implique menos esfuerzo y sea más “sostenible” o podamos llevar a cabo por más tiempo, hasta que sea parte de nuestra vida cotidiana y, no hacerlo, sea una excepción y no la regla. Por eso hoy, quiero empezar con tres muy sencillos, pero poderosos- que te ayudarán a empezar el día de la mejor manera, a tener más energía y a fortalecer el sistema inmunológico.

Hábitos de una rutina matutina
Al despertar, después de ir al baño, lava tus manos, observa tu lengua; raspa y enjuaga. La mejor manera de iniciar el día es limpiando las toxinas que el cuerpo saca durante la noche. ¿Sabías que la lengua es parte de la primera línea de defensa en el sistema inmunológico? Raspar la lengua evita que las toxinas se reabsorban en el cuerpo y aumenta la función inmune general. Las terminales nerviosas de todos los órganos internos se encuentran en la lengua. Usar el limpia lenguas da un masaje suave a los órganos internos estimulándose para hacer mejor sus funciones. Lo ideal es usar un raspalengua, pero si no lo tienes aún, usa una cuchara. Verás cómo poco a poco, hasta vuelves a recuperar o a limpiar tu sentido del gusto.

Estírate y mueve tu cuerpo, para activar la energía estancada. Si no tienes tiempo de hacer ejercicio, despierta por lo menos 10 minutos antes de lo normal y, aunque sea en tu cama, dedica esos minutos a mover tu cuerpo para que se active. No se trata en sí de hacer ejercicio,
sino de moverte y estirarte de arriba a abajo. Esto también te ayudará a identificar dolores o contracturas que son señales de nuestro cuerpo de que algo no está del todo bien.

Bebe un vaso de agua tibia con el jugo de medio limón. Antes que el café, el jugo o la fruta, prepara tu cuerpo para una de las principales funciones que realiza: la digestión. Además, este simple hábito también ayuda a reforzar el sistema inmunológico, alcaliniza, depura y refresca el aliento. Si no te gusta con limón, puedes hacerlo sólo con agua simple, tibia o caliente. Si decides ponerlos en práctica, en escasos días notarás cambios en ti, sobre todo en tu energía. Espero te sean de utilidad y poco a poco incorpores más para tu bienestar.